sábado, 18 de julio de 2015

HAY NICARAGUA,NICARAGUITA,CADA DIA TE QUIERO MAS....

El proyecto socialista que triunfó en 1979 inició un camino hacia el cambio en Nicaragua. Foto: 19DIGITAL
Incluso si obviamos la historia por un segundo, las cifras e indicadores sociales de las últimas décadas en Nicaragua mostrarían que fue el 19 de julio de 1979 el punto de giro, el movimiento tectónico que sacudió los ci­mientos de la nación.
Tras varios años de lucha, una revolución inspirada en los ideales del General de Hombres Libres, Au­gusto C. Sandino, barrió una de las dictaduras más persistentes y san­grientas de las que recoge la lar­ga lista centroamericana.
Somoza y sus herederos, como muchos otros militares golpistas la­tinoamericanos, gozaron por más de cuatro décadas de total apoyo de  los Estados Unidos.
Cuentan que el presidente norteamericano Franklin Delano Roo­se­velt dijo una vez: “Puede que So­moza sea un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra”. La política del “buen vecino” que había estrenado la potencia imperial consistía básicamente en sustituir las invasiones y ocupaciones directas por “hom­bres fuertes” que hicieran el tra­bajo sucio de evitar una explosión social.
Pero el Frente Sandinista de Li­beración Nacional (FSLN), con el Comandante Daniel Ortega al frente, capitalizó el malestar popular por las desigualdades y la represión para llevar adelante un proyecto de cambio socialista que triunfó por la vía armada el 19 de julio de 1979.
Nicaragua, uno de los países más pobres y atrasados del continente, co­menzó a dar saltos agigantados en materia de salud, educación y producción agrícola, una ta­rea en la cual contaron siempre con el apoyo de la Revolución Cubana y decenas de miles de colaboradores de nuestro país que trabajaron junto a los nicaragüenses para comenzar a saldar las deudas de la guerra y el subdesarrollo.
Las profundas transformaciones vividas en ese periodo, así como la edificación de una institucionalidad militar y policial de primera línea, son la única explicación para que el país se mantuviera al margen de uno de los fenómenos que marcan la vida de los países de la región: la violencia de las maras y el narcotráfico.
Pero Estados Unidos no podía permitir que se extendiera el ejemplo de la Revolución Cubana y que otro país de América Latina demostrara cuánto se puede transformar una nación, incluso si es pobre, cuando se comienza a distribuir la riqueza de forma más equitativa.
Washington desató contra Ni­ca­ragua todo su arsenal de guerra no convencional, el mismo que aplica hoy con métodos aún más sofisticados contra los gobiernos progresistas de la región como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina.
La Casa Blanca llegó incluso a utilizar métodos ilegales de financiamiento para armar a la contrarrevolución nicaragüense, en el famoso caso Irán-Contra.
La agresión psicológica y mediática, así como los enormes recursos que debió destinar la naciente revolución a la lucha armada, influyeron de manera definitiva en los resultados de las elecciones a comienzos de febrero de 1990, que llevaron al poder a una representante de la oligarquía local, Violeta Chamorro.
Contrario a lo que difundían los grandes medios de comunicación, los sandinistas reconocieron los resultados de las elecciones y se prepararon para dar la batalla en el frente político.
Los 16 años de desastre neoliberal que siguieron a la derrota sandinista significaron un retroceso en muchos frentes para Nicaragua, pero constituyeron también una mues­tra de que la mano ciega del mer­cado no soluciona los problemas acumulados durante siglos de atra­so y 
de­­­­­sigualdad.
El FSLN triunfó en los comicios del 2006 y a partir del 2007, con el Co­mandante Daniel y la Com­pa­ñe­ra Ro­­sario Murillo al frente, el “Go­bier­no de
Reconciliación y Uni­dad Na­cional” le ha vuelto a cambiar el rostro a la tierra de lagos y volcanes.
Al mismo tiempo, Nicaragua ha sido una voz de peso en el concierto latinoamericano a favor de la integración y la unidad regionales.
Los progresos de los últimos años en el plano interno son incuestionables en casi todos los frentes, con un crecimiento económico promedio cercano al 5 %.
Y el futuro se ve aún más prometedor, con planes para transformar la sociedad, la economía e incluso los mapas del país, como es el caso de la construcción de un Gran Canal Interoceánico que ya lleva adelante una concesionaria china y que po­dría estar listo para el 2020.
Los analistas apuntan que los beneficios para el país serán importantes y consideran que una vez puesto en marcha se podría duplicar en pocos años el PIB nacional.
Este 19 de julio los nicaragüenses tendrán más de un motivo para celebrar el aniversario 36 de su Re­vo­lu­ción y recordar el momento en que su país comenzó el largo viaje hacia el futuro.

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