martes, 11 de noviembre de 2014

ASI ASESINABAN LOS MILICOS

Un libro reúne tomas nunca vistas de la masacre de 1972 y de cómo se movilizó la ciudad

Las imágenes inéditas de Trelew

El Archivo Nacional de la Memoria rescató los negativos del único fotógrafo presente cuando la dictadura capturó a los militantes fugados.

Las imágenes inéditas de Trelew
Emilser, andate para el aeropuerto, hay lío con los presos políticos." El 15 de agosto de 1972 a la tarde, Emilser Pereira, fotógrafo del diario chubutense Jornada, agarró su cámara y corrió al aeropuerto de Trelew. Fue el único reportero que pudo registrar el momento en que los militantes fugados del penal de Rawson, después de perder el avión que los llevaría a Chile, se rindieron a las fuerzas represivas dirigidas por el capitán Luis Emilio Sosa, entregaron sus armas y se pararon en hilera para una instantánea blanco y negro que quedaría como un ícono de la masacre del día 22.
La imagen, que condensa en un rectángulo de película la antesala de lo que sería el genocidio más grande de la historia argentina, fue posible gracias a que Pereira consiguió burlar los controles militares e ingresar en la sala donde los detenidos dejaron en el piso pistolas y ametralladoras, después de exigir la presencia de un juez y a cambio de volver al penal sin que los navales tomaran venganza.
Pero esa no se trató de la única foto que tomó Emilser, rionegrino nacido en 1937, creador de la Comisión de Solidaridad a favor de los presos que habían llegado a Rawson algunos meses antes, e integrante del Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS). También disparó un par de rollos que permanecieron "ocultos" durante más de cuarenta años, y que ahora son rescatados por primera vez en Trelew 72, libro editado por el Archivo Nacional de la Memoria para su colección Memoria en Movimiento. En el proyecto de recuperación y puesta en valor del material también fue clave el aporte de profesionales de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Chubut.
Digitalizados y retocados, los negativos fueron conservados en el minucioso archivo de Jornada por José Alberto Feldman, el “Chujo”. Ahí está, inalterable, lo que los ojos de Pereira vieron aquel día. El capitán Sosa, en el estacionamiento del aeropuerto, ordenando con un megáfono la rendición y prometiendo lo que después no iba a cumplir. Y unas cuantas tomas inéditas de la improvisada conferencia de prensa que los integrantes de las FAR, el ERP y Montoneros dieron en la terminal.
Ahí está la impresionante toma de Mariano Pujadas de frente, hablándole a los medios, con ese chico en primerísimo plano mirando a cámara, mirándolo a Pereira mientras el reportero levantaba sus brazos y enfocaba para hacer su trabajo. O el documento también desconocido hasta hoy de Rubén Bonet junto a María Antonia Berger, en un ángulo inusual al que siempre se vio aquello, contestando preguntas de Daniel Carreras, periodista del Canal 3 de Trelew.
Trelew 72 ofrece, además, un recorrido de imágenes testimoniales que no se limitan a esas horas previas a que la dictadura de Lanusse acribillara a los militantes el 22 de agosto. También pinta la manera en que la ciudad se movilizó antes de la masacre, desde el primer momento en que fueron llegando detenidos políticos a su cárcel de máxima seguridad, hasta los meses posteriores a la matanza, en que su pueblo se convirtió en foco de acción para reclamar justicia.
Los registros, impecables, muestran las luchas del Sindicato de Obreros y Empleados de la Administración Pública (SOYEAP), la represión a los trabajadores el 3 de mayo del '72, los traslados de presos desde Tucumán y Córdoba, el brindis con el que el verdugo Sosa festejó su nombramiento como segundo comandante del Batallón de Infantería de Marina Nro. 4, la llegada de Héctor Cámpora en julio para ver a los detenidos, asambleas gremiales en el Hotel Touring Club, visitas de la Gremial de Abogados que asumió las defensas de los presos, y los actos de solidaridad realizados en el Teatro Español.
Mario Abel Amaya, abogado radical residente en Trelew y miembro de la Gremial, fue detenido por la dictadura y liberado en noviembre del 72. El libro incluye tomas del recibimiento que la gente le dio a Amaya en el aeropuerto. Y un documento invalorable: el momento en que Agustín Tosco, que había estado preso pero no participó de la fuga, compara en la confitería del Touring al penal de Rawson con los campos de concentración nazis.«

No hay comentarios:

Publicar un comentario