Una ristra de asesinatos con un objetivo bien definido
Al menos cinco científicos y militares vinculados al programa nuclear iraní han muerto en los últimos meses
Masud Ali Mohammadi, profesor de física de la Universidad de Teherán, de 50 años, fue víctima de una bomba detonada por control remoto cuando salía de su casa en el norte de la capital, el 12 de enero de 2010. Las webs de oposición dijeron inicialmente que se trataba de un simpatizante del frustrado candidato presidencial Mir Hosein Musaví. Sin embargo, enseguida trascendió que había algo más. Aunque las autoridades desmintieron que trabajara para la Organización de la Energía Atómica de Irán (OEAI), sus trabajos científicos le asociaban con Mohsen Fakhrizdeh-Mahabadi y Fereydun Abbasi-Davani, ambos en la lista de sancionados de la ONU por su trabajo en el desarrollo de armas nucleares. El pasado agosto, fue condenado a muerte un hombre acusado de haber llevado a cabo el asesinato por cuenta de Israel.
Majid Shahriari, profesor de la Universidad Shahid Beheshti, de 40 años, y fundador de la Sociedad Nuclear de Irán, murió en la explosión de una bomba lapa adosada a su coche cuando se dirigía a su trabajo, el 29 de noviembre de 2010. El entonces jefe del OEAI y hoy ministro de Exteriores, Ali Akbar Salehi, admitió que “estaba a cargo de uno de los grandes proyectos de la organización”. Ese mismo día, un atentado similar hiere al también físico nuclear Fereydun Abbasi-Davani, hoy al frente del OEAI. El Gobierno iraní responsabilizó a “la CIA, el Mosad y el MI6”, y anunció la detención de los autores materiales.
Dariush Rezaineyad, de 35 años, murió tiroteado el pasado 23 de julio. Al principio, los medios iraníes le presentaron como especialista en física nuclear. Sin embargo, portavoces oficiales dijeron que no estaba vinculado al programa atómico y le calificaron de “estudiante de maestría eléctrica”. No está claro si fue confundido con otro científico con el mismo nombre, o si como indican algunas fuentes participaba en el desarrollo de interruptores de alto voltaje, un componente clave para desatar las explosiones que disparan una cabeza nuclear. De nuevo, las autoridades acusaron a Israel y EE UU.
El general Hasan Tehrani-Moghaddam, jefe del programa de misiles de los Pasdarán, pereció junto a otros 15 militares en una explosión el pasado 12 de noviembre en una base a las afueras de Teherán. La versión oficial dijo que se trató de un accidente durante las pruebas finales de un cohete y negó el sabotaje rumoreado en algunos foros. La presencia del líder supremo en su funeral reforzó la imagen del fallecido como un mártir. El esfuerzo misilístico iraní es uno de los factores que añade sospechas al empeño nuclear.
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