viernes, 14 de julio de 2017

LOS RUSOS YA VINIERON

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Mathias Brüggmann
Si Donald Trump, con sus presuntas relaciones con Rusia, quisiera hacer un gran favor a Vladimir Putin, al menos en el Golfo Pérsico tenemos una prueba. Porque el gobernante de Rusia se ha convertido en el principal ganador en la lucha geopolítica global, cuando el Kremlin parecía un perdedor durante mucho tiempo.
Antes de la estremecedora iniciativa de Trump en Medio Oriente, la situación era la siguiente: las sanciones occidentales, impuestas en respuesta a la anexión de Crimea, pretendían aislar a Rusia. La economía de Rusia cayó, miles de millones de fondos de estabilización de Moscú se quemaron rápidamente. En Siria, el último aliado de Rusia, el dictador Bashar Assad, se vio obligado a pedir ayuda, ya que estaba a punto de ser derribado.
Durante el bombardeo occidental de Libia, Moscú se indignó porque el gobernante Muammar Kaddafi  fue derrocado incumpliéndose el mandato de la ONU. Según el Kremlin, en Libia se produjo un cambio de régimen organizado desde el exterior. Según las acusaciones de Moscú, la OTAN presionaba cada vez más en su enorme imperio.
Vladimir Putin estaba enojado, las relaciones con Occidente se nublaron. Ya desde hacía más de un año, el concepto de una "nueva guerra fría" en Europa ha seguido siendo una expresión común. Hoy en día la situación se ve completamente diferente en parte debido a las acciones del anfitrión del Kremlin, Vladimir Putin.
Y en primer lugar porque adoptó la táctica, que fue utilizada con éxito por su oponente Angela Merkel, y que ahora también le ha beneficiado: esperar y dejar que los demás lo descubran.
Esto junto con varios pasos independientes activos, ha llevado a Rusia de nuevo, ya apuntado por historiadores, políticos y algunos políticos occidentales, a posiciones dominantes en la jerarquía global. Y su importancia continuará creciendo…  gracias a Trump.
Probablemente, en realidad, nunca se demostrará la intervención de los hackers rusos en el curso de la lucha preelectoral de Estados Unidos con el objetivo de llevar a Trump al poder. Así como la suposición, que sigue siendo un tema exclusivo de la CNN, de que  ciberdelincuentes de Rusia falsificaron informes en el sitio web de la agencia de noticias Qatar de tal manera que otros países del Golfo Pérsico aislaron al pequeño país.
Por eso es que los EE.UU. y Europa se han peleado tan apasionadamente por la situación en el  mundo árabe. El Jefe de la Casa Blanca realizó su primer viaje al Palacio Real de Arabia Saudita. En Ryad, Trump elogió con entusiasmo a los déspotas, sin darse cuenta de que debido a su conducta obstinada eran a menudo los culpables de los disturbios en la región, que fueron denominados "primaveras árabe".
Mientras que en Riyad Trump estaba bailando una danza árabe con sables, las agencias de inteligencia occidentales acusaban a los líderes del Islam sunita de apoyar a los grupos salafistas, el financiamiento de mezquitas radicales en Europa y el patrocinio de los criminales que cometieron el 11 de septiembre los ataques terroristas del World Trade Center en Nueva York.
Trump, con su política, dividió a los árabes, que de hecho querían unirse contra Irán. Y apoya a aquellos que dependen del ejército y no de la diplomacia, aunque la alianza sunita bajo el liderazgo de Arabia Saudita solo ha ganado repetidamente la batalla con un enano, desde el punto de vista militar, Yemen. Y eso con la ayuda y el apoyo logístico y de inteligencia de los EE.UU., Gran Bretaña e Israel. Trump ha encendido una llama peligrosa, y Putin se está calentando las manos con ella.
Cuando Occidente quiso aislar a Rusia, China e Irán estaba del lado de Moscú. Desde que los militares llegaron al poder en El Cairo, Rusia es de nuevo un socio deseado en Egipto.
El actual conflicto en el Golfo Pérsico está llevando al Kremlin a aterrizar no solo en Qatar, que ya se ha dotado de un gran paquete de acciones de la gigante petrolera rusa Rosneft. Turquía, miembro de la OTAN, se apartó de Europa en esta disputa. Las sanciones contra Rusia nunca han tocado la realmente importante industria del gas y el sistema de pago Swift nunca ha sido desconectado. La cobardía se une a las exclamaciones cada vez más fuertes, incluso desde Occidente, pidiendo el levantamiento de las sanciones.
En Siria, Rusia se puso resueltamente con Irán del lado de Assad y eso le convirtió nuevamente en uno de los poderes decisivos en la región árabe. A diferencia de Europa, Turquía ha visto a Rusia como un socio cercano desde hace mucho tiempo. Irán está firmemente al lado de Moscú.
China, a quien Trump ofendió por su actitud ante los asuntos climáticos, está muy cerca de Putin. En Libia, las empresas de energía rusa se han establecido firmemente de nuevo en sus posiciones desde hace tiempo y han interactuado políticamente mucho más cerca con el nuevo régimen que los competidores europeos. Los países del Golfo Pérsico están políticamente divididos en este momento.
Y Trump no puede alejarse de Rusia, cuando se trata de buscar socios para combatir el terrorismo internacional. Hoy, a Putin se le puede caracterizar parafraseando la cita de Julio César: Él vino, vio y conquistó.
(Trad. Olga Vladimirova)

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