lunes, 20 de marzo de 2017


El blog de Koldo Salazar López desde Cádiz

Yihadismo y putrefacción de Malí

Malí es un estado subsahariano establecido en el Sahel, una de las zonas más peligrosas del mundo y nido de yihadistas norteafricanos.

Malí es un estado inmenso, 1 240 192 km², con una población escasa de 17 599 694 de habitantes con más de 7 000 kilómetros de fronteras que lindan con países especialmente peligrosos, pero lo que de verdad hace peligrar la cohesión interna de Malí son dos cuestiones:
A-) Las tensiones étnicas; si bien la mayoría son grupos étnicos subsaharianos divididos en tribus y clanes, no debemos despreciar la población árabe y mucho menos a los tuareg, sin duda el grupo que más tensiones ha causado en el país, activistas dentro de varios grupos nacionalistas y separatistas en Malí y Níger;
B-) El auge del yihadismo terrorista internacional en la zona de la mano de Al Qaeda del Magreb Islámico (situado al sur de Argelia mayoritariamente), Muyao o el Estado Islámico, todo ello aderezado por ser una parte de la ruta de la droga procedente de América Latina hacia Europa y que pasa por el norte de África, haciendo de los grupos terroristas parte de la cadena de droga.
Durante el contexto de la “Primavera árabe” y su triunfo en Libia, una gran cantidad de dinero, armas y combatientes llegaron a estas zonas con claras intenciones de expandir el yihadismo al norte de África, debido a esto los grupos milicianos aumentaron su actividad armada en la región.
Uno de los países más afectados de África occidental fue Malí, después de sufrir varios levantamientos tuareg: el más importante y largo el del periodo 1990-1996, el gobierno tuvo que negociar con ellos para poner fin a la guerra civil, hubo otro alzamiento en Malí y Níger en el periodo 2007-2009 que hacía ver la crisis que estalló en 2012.

La guerra de Azawad

Se produjo en el año 2012 y significó la mayor crisis que vivió el país, desde la mencionada guerra civil, esta vez, debido a la naturaleza de los combatientes y el creciente peligro para Europa y los países aliados en la región como Mauritania, Marruecos, Argelia o Senegal, se decidió iniciar una campaña liderada por Francia para erradicar a los nacionalistas tuareg y los yihadistas.
La guerra significó el corte de la ruta maliense de la cocaína; por otro lado la guerra se dio por las aspiraciones de los grupos tuareg, reunidos bajo la batuta de Iyad Ag Ghaly, líder de Ansar Dine (un grupo terrorista con lazos yihadistas), frente a ellos también estaba el Movimiento Popular para la Liberación del Azawad (MLPA), un movimiento nacionalista laico tuareg opuesto al yihadismo wahabista militante del Ansar Dine, aunque colaboraron en el alzamiento y proclamación de Azawad, de hecho aún hoy controlan parte territorio al que aspiran.
Curiosamente el alzamiento tuvo un rol étnico, mientras los tuaregs formaban parte del MLPA y eran entusiastas del alzamiento, las etnias árabes y africanas (como los fulani o songhay) iniciaron sus propias milicias para defender sus intereses, si bien los árabes crearon el FNLA, no secesionista y laico, para defenderse tanto de los tuaregs nacionalistas como de los islamistas.
En enero de 2012 varios cientos de combatientes volvieron de la guerra de Libia, y comenzó la insurrección. En el mes de enero de 2012, atacando las zonas del norte de Malí cercanas a la frontera con Argelia desde dónde grupos armados les ayudaban en sus santuarios, la situación se agravó cuando el día 22 de marzo se produjo un golpe de estado que derrocó a Amadou Toumani Touré y llevó al poder a Amadou Sanogo.
Esto debilitó el poder del estado y los rebeldes separatistas tuareg iniciaron una campaña fulminante en la cual lograron tomar, con la ayuda de los yihadistas, todo el norte del país, capturar las ciudades de Gao, Kidal y la mítica Tombuctú, arrebatando toda esta zona del país al gobierno de Bamako.
La crisis intentó solventar con una respuesta militar por parte del presidente Sanogo, pero la derrota impidió recuperar el territorio que, el día 6 de abril de 2012, Azawad proclamaba la independencia. Moussa Ag Assarid, portavoz del MLPA declaró que Malí era un estado anarquico y corrupto y ellos iban a establecer una constitución, una democracia que reconocía los principios de la carta de las Naciones Unidas, pero la realidad era muy diferente, los grupos yihadistas que habían apoyado al MLPA estaban negociando fundirse en una sola entidad y aplicar la sharía en la sociedad de Azawad.
El peligro del establecimiento de una República Islámica radical en Azawad era intolerable teniendo en cuenta la radicalización islámica de los rebeldes libios, ambas situaciones eran especialmente delicadas. Rápidamente la aplicación de la sharía llevó a la destrucción del patrimonio histórico.
El fin de Azawad comenzó en verano debido a la lucha intestina entre el MLPA y los islamistas del Ansar Dine, después de fracasar en las negociaciones de consenso para llevar a cabo la construcción política y jurídica del nuevo estado (no reconocido por la comunidad internacional),  Iyad Ag Ghaly declarará que la base de la rebelión era el Islam, enfrentándose directamente al MLPA.
El enfrentamiento expulsó al MLPA de Tombuctú, no pudieron retomarla debido a que el Ansar Dine contaba con el apoyo de Al Qaeda del Magreb Islámico cuyo Emir en la zona (Mojtar Belmojtar) envió ayuda militar de forma coordinada con la MUYAO, tal es la fuerza de este ejercito islamista que llegan hasta el sur, hasta Douentza, amenazando la propia supervivencia de Malí.
Esta lucha intestina dio tiempo al gobierno de Bamako, en ese momento bajo el gobierno de Dioncounda Traoré, para iniciar una ofensiva aunque no resultó efectiva quedando todo el norte del país, la secesionada Azawad, como un estado totalmente islamista y formado por grupos terroristas internacionales, lo cual llevó al gobierno maliense a pedir ayuda a la comunidad internacional y, muy especialmente, a Francia, que desplegó el ejercito en 2013.
Las tropas francesas fueron capaces, con el apoyo del ejercito del gobierno maliense, de iniciar incursiones en el norte del país con la cual lograron penetrar en el territorio de Azawad, reconquistando Kidal, Gao y Tombuctú (descubriendo el daño irreparable a los monumentos históricos de la región).
La victoria militar francesa logró expulsar a Ansar Dine, MUYAO y Al Qaeda de la mayor parte de la región, aunque existen santuarios en la zona norte de Malí-sur de Argelia dónde ahora se ha establecido también el Estado Islámico y que amenaza de nuevo con reiniciar las hostilidades.
La situación de violencia no ha dejado de darse desde entonces, no olvidemos que se reconquistó una gran parte del territorio (no todo); la violencia no ha cesado (aunque se firmen acuerdos de alto el fuego, constantemente violados), los grupos terroristas atentan por todo el país, la inseguridad ha aumentado y Malí se encuentra bajo control de la ONU debido al desarrollo de la operación Barkhane, liderada por Francia y enmarcada dentro de la lucha internacional contra el terrorismo. Este control de la ONU y la operación (que sigue en curso) se lleva a cabo debido a la imposibilidad del gobierno de Malí de poder contener otro alzamiento tuareg o islamista en el país.
En estos momentos el proceso de putrefacción del país por la alta tasa de pobreza, analfabetismo, corrupción, inseguridad y el auge del yihadismo en la zona, que vive una nueva época dorada con la llegada del Estado Islámico, hace que tengamos un grave caldo de cultivo cerca de Europa tanto o más peligroso que Libia; agencias de inteligencia de Europa detectan el envío de combatientes musulmanes europeos a Malí, aunque no sea noticia debido a que el foco informativo está en Oriente Medio, pero desde luego una nueva guerra está por producirse en Malí antes del 2025, lo cual supondrá un nuevo reto para occidente que enfrenta, cada vez más cerca de sus fronteras, el surgimiento del terrorismo yihadista internacional. (Foto: Wikimedia Commons)

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