El filme, con guion e investigación de Juan Pablo Díaz y cámara de Martín de Dios (un equipo que ya trabaja en otra cinta sobre el movimiento estudiantil secundario) participó del Festival de Los Ángeles, pasó por varios claustros universitarios y competirá en el Festival Cinetekton de Cine y Arquitectura (México) en septiembre u octubre.

Al filo del estreno, Corbacho señaló a Télam que "ni bien empezamos a hacer la película decidimos que nuestro norte sería abonar a erradicar la idea instalada socialmente de la teoría de los dos demonios y por eso trabajamos con la intención de exponer los proyectos políticos y profundizar sobre las experiencias concretas del campo popular".

El cineasta, que se animó a cuestionar el rol de su abuelo "Pico" Corbacho en tiempos de la dictadura, insistió que "esta indagación sobre los proyectos políticos, necesariamente, nos lleva a indagar sobre el proyecto represivo y sus por qué y para qué. Allí es donde nos preguntamos ¿Qué rol jugó mi abuelo como asociado civil de la represión durante la última dictadura militar?".

Así como el filme hace foco en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FADU) pero va más allá de Ciudad Universitaria, el director sostuvo que "70 y Pico" mira más lejos y más hondo.

"Porque al igual que mi abuelo, hubo cientos y cientos de civiles que fueron cómplices a ese proyecto de muerte (en universidades, en empresas, en la Iglesia, etcétera) y que garantizaron que esa forma de organización de la sociedad basada en el terror, se pueda sostener", reflexionó.

¿En qué momento decide que la historia de su abuelo debía ser revisada desde una película propia?
- Todo empezó por un trabajo práctico en el IDAC (instituto de cine donde yo estudiaba) donde teníamos que reelaborar material de archivo y yo utilicé fotografías familiares, cartas, dibujos de cuando era chico, y las intercalé con diversas amenazas de muerte que había recibido mi abuelo durante su gestión dentro de la Facultad. Luego, y sumado al esfuerzo y trabajo de conjunto con Juan Pablo Díaz y Martín de Dios, el proyecto se fue consolidando cada vez más, hasta terminar en un largometraje que sentimos que trasciende la esfera meramente familiar para volverse un análisis social, político y cultural de toda una generación.


¿Cómo fue su acercamiento familiar a la figura de "Pico"?
- En relación a la figura de mi abuelo el relato hace un recorrido desde 1966, para poder explicar el rol que cumplió durante su gestión como Decano Interventor durante la última dictadura militar. Allí, mi familia ha podido ver inequívocamente cual ha sido mi mirada sobre el accionar de mi abuelo, analizado desde una mirada crítica, y a su vez el enorme cariño que yo sentía y siento por él (hoy ya fallecido). Cada persona que testimonió dio su parecer sobre la figura de "Pico". Fue un proceso enriquecedor en lo personal, que me ayudó mucho a ver a mi abuelo de una forma íntegra, a saber quién era mi abuelo antes de serlo.


¿Y su abuelo cómo lo tomó?
- Él siempre se sintió dispuesto a exponer su punto de vista sobre aquellos años al mando de la Facultad. Hasta sus último días mi abuelo revindicaba su accionar y estaba convencido de lo que había hecho.


¿De qué modo operó la posibilidad de charlar con docentes y militantes que fueron parte de las organizaciones político-revolucionarias de ese momento?
- Desde el principio hemos tenido en claro que la posibilidad de encontrar respuestas o nuevos interrogantes tenía como condición ineludible salir del núcleo familiar. La idea era entender lo que estuvo en disputa, sin demonizar ni exculpar a ningún actor, sabiendo que la historia política argentina de aquellos años fue atravesada por el conflicto entre diferentes proyectos de país, que a la vez fueron corporizados por varones y mujeres, con diferentes objetivos y medios. Por eso fuimos a las fuentes en busca de las personas que en el micromundo de la FADU, en este caso, representaron a cada sector.


¿Qué devoluciones recibió de las proyecciones de "70 y Pico" en diferentes ámbitos?
- Lo que más me sacudió positivamente es el acercamiento de otros jóvenes que llegaron diciéndome por lo bajo, casi escondidos, que ellos también tenían familiares vinculados a la represión y que la película los movilizó muchísimo, que siempre han tenido preguntas sobre el pasado de tal o cual familiar y que en ese sentido "70 y Pico" les daba un empujón para abrirse a preguntas.