IU lucha voto a voto con Podemos para ser de nuevo decisiva
El electorado de la comunidad se escora más a la izquierda ante el 22-M
Muchas son las incógnitas que rodean a las elecciones andaluzas del
próximo domingo. Pero también hay certezas: tras años de crisis, ajustes
y austeridad, el cuerpo electoral de Andalucía (6,5 millones de
ciudadanos) se escora aún más a la izquierda. En una comunidad gobernada
por el PSOE desde hace 33 años, el espacio electoral que ocupan los partidos de izquierda gana terreno.
Un espacio, además, que ahora comparten tres formaciones: PSOE,
Izquierda Unida y Podemos, que, pese a declarar que no es de izquierdas
ni de derechas, compite directamente en el segmento del electorado
progresista.
En las elecciones de 2012, PSOE e IU sumaron el 50,8% de los votos (el 39,5% los socialistas y el 11,3% la federación de izquierdas). La unión de sus fuerzas impidió la llegada del PP al Gobierno autónomo. Tres años después, y según la encuesta de Metroscopia que ayer publicó EL PAÍS, PSOE, IU y Podemos acapararán casi el 60% de los sufragios el 22-M.
En este escenario, IU lucha por recuperar, voto a voto, a los electores que se han fugado a Podemos; evitar ser barrido por el partido de Pablo Iglesias en Andalucía, su principal fortaleza; e intenta ser decisiva tras el 22-M. Más cuando la crisis de Madrid ha roto por la mitad la organización por la pugna entre los partidarios de la convergencia con Podemos y los partidarios de mantener las señas de identidad, las siglas de IU.
En la campaña andaluza, Podemos e IU prácticamente se ignoran. Teresa Rodríguez señala como única rival de entidad a Susana Díaz,
mientras Maíllo solo ha censurado la “ambigüedad” de las propuestas de
Podemos. Pero Maíllo sabe que buena parte de las expectativas de IU
pasan por el voto de retorno, es decir, por convencer a los antiguos
electores que ahora piensan cambiar su papeleta por la de Podemos. A
ellos se dirigió precisamente en el primer debate televisivo de los
candidatos, en Canal Sur, el pasado lunes. Ese día, Maíllo pidió “con
humildad” a los 437.000 votantes que tuvo IU en 2012
que renueven su confianza en la federación ante las dudas que puedan
tener de inclinarse por “otros partidos”, en evidente alusión a Podemos.
Tras empezar con un punto de desmoralización por el temido huracán de Podemos, IU afronta la recta final de la campaña andaluza con algo de optimismo. La encuesta de Metroscopia, por ejemplo, le atribuye ocho escaños, cuatro menos que en la actualidad, pero no contempla en absoluto una debacle. En un acto en Málaga, Maíllo sostuvo ayer que su formación será “la gran sorpresa” el 22-M y será “determinante” en el mapa político andaluz, informa Esperanza Codina.
Y ser determinante significa tener de nuevo la llave de la gobernabilidad de Andalucía, como en 2012. Según los sondeos, Díaz está abocada a cerrar un acuerdo con Ciudadanos, ya que ha excluido al PP y a Podemos de cualquier alianza poselectoral. Los 45 diputados que obtendría el PSOE, según Metroscopia, y los ocho de IU sumarían 53 escaños, a dos de la mayoría absoluta, lo que dejaría a la federación en una situación de irrelevancia.
IU confía en mejorar sus expectativas esta semana. Para ello tiene puestas sus esperanzas en la segunda vuelta del debate de los candidatos, que se celebra hoy en TVE, y en actos como el programado este miércoles en Málaga, en el que Maíllo compartirá cartel con Alberto Garzón, candidato de IU en las elecciones generales, y Julio Anguita, el histórico dirigente que reaparece en la campaña andaluza después de 15 años para apoyar al partido en estos momentos delicados.
El crecimiento de IU permitiría al PSOE abrir el abanico de acuerdos y no depender exclusivamente de Ciudadanos. En ese caso, los socialistas tendrían que coser las relaciones con IU, que quedaron malheridas después de que Díaz rompiese en enero el Gobierno de coalición y convocase elecciones anticipadas.
En las elecciones de 2012, PSOE e IU sumaron el 50,8% de los votos (el 39,5% los socialistas y el 11,3% la federación de izquierdas). La unión de sus fuerzas impidió la llegada del PP al Gobierno autónomo. Tres años después, y según la encuesta de Metroscopia que ayer publicó EL PAÍS, PSOE, IU y Podemos acapararán casi el 60% de los sufragios el 22-M.
En este escenario, IU lucha por recuperar, voto a voto, a los electores que se han fugado a Podemos; evitar ser barrido por el partido de Pablo Iglesias en Andalucía, su principal fortaleza; e intenta ser decisiva tras el 22-M. Más cuando la crisis de Madrid ha roto por la mitad la organización por la pugna entre los partidarios de la convergencia con Podemos y los partidarios de mantener las señas de identidad, las siglas de IU.
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Tras empezar con un punto de desmoralización por el temido huracán de Podemos, IU afronta la recta final de la campaña andaluza con algo de optimismo. La encuesta de Metroscopia, por ejemplo, le atribuye ocho escaños, cuatro menos que en la actualidad, pero no contempla en absoluto una debacle. En un acto en Málaga, Maíllo sostuvo ayer que su formación será “la gran sorpresa” el 22-M y será “determinante” en el mapa político andaluz, informa Esperanza Codina.
Y ser determinante significa tener de nuevo la llave de la gobernabilidad de Andalucía, como en 2012. Según los sondeos, Díaz está abocada a cerrar un acuerdo con Ciudadanos, ya que ha excluido al PP y a Podemos de cualquier alianza poselectoral. Los 45 diputados que obtendría el PSOE, según Metroscopia, y los ocho de IU sumarían 53 escaños, a dos de la mayoría absoluta, lo que dejaría a la federación en una situación de irrelevancia.
IU confía en mejorar sus expectativas esta semana. Para ello tiene puestas sus esperanzas en la segunda vuelta del debate de los candidatos, que se celebra hoy en TVE, y en actos como el programado este miércoles en Málaga, en el que Maíllo compartirá cartel con Alberto Garzón, candidato de IU en las elecciones generales, y Julio Anguita, el histórico dirigente que reaparece en la campaña andaluza después de 15 años para apoyar al partido en estos momentos delicados.
El crecimiento de IU permitiría al PSOE abrir el abanico de acuerdos y no depender exclusivamente de Ciudadanos. En ese caso, los socialistas tendrían que coser las relaciones con IU, que quedaron malheridas después de que Díaz rompiese en enero el Gobierno de coalición y convocase elecciones anticipadas.
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