La vida de la senadora Lucía Topolansky, esposa del presidente José Mujica y Primera Dama del Uruguay, tiene ribetes cinematográficos . Proveniente de una familia acomodada del barrio de Pocitos, y tras haber estudiado en uno de los colegios más caros de Montevideo, ingresó a la facultad de arquitectura donde empezó su militancia política, que la llevó al poco tiempo a abandonar la carrera para vincularse al Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T), en el que conoció a Mujica. Ya como miembro de la columna 15, planificó numerosas acciones de la organización que la llevaron a la clandestinidad y posteriormente a la cárcel, donde estuvo recluida 13 años, padeciendo todo tipo de torturas físicas y psicológicas.
De todo este derrotero, además de sus lazos familiares con Cornelio Saavedra y su admiración por Eva Perón, habla en el libro “Ana la guerrillera” . Una historia de Lucía Topolansky, de Nelson Caula y Alberto Silva, que estará en las librerías uruguayas a partir de mañana. El libro descubre muchas facetas de esta mujer que hoy con 67 años cultiva un muy bajo perfil, que habla pausado, y que vive y viste en forma muy sencilla al igual que su marido, con quien se casó por civil en 2005, luego de más tres décadas de concubinato.
Lucía, junto a su hermana melliza María Elia, fueron las cuartas y quintas de los seis hijos del matrimonio compuesto por María Elia Saavedra y Luis, quien ya tenía una hija de un matrimonio anterior y que había heredado la profesión de ingeniero de su padre, primer Topolansky que se instaló por estas tierras (llegó a vivir también varios años en Argentina, en Lomas de Zamora), a fines del siglo XIX.
Su madre, una mujer muy creyente, y su padre, votante del ala más conservadora del Partido Colorado, decidieron mandar a sus seis hijos a colegios privados y católicos: los tres varones al San Juan Bautista y las tres mujeres al Sacre Coeur. En “Ana la guerrillera” (ese nombre era el alias que Lucía usaba dentro del MLN), “La Tronca”, como muchos compañeros del MLN aún la nombran, cuenta en el libro sus lazos genealógicos con Cornelio Saavedra, a través de la rama de uno de sus hermanos; y de la caída de Perón en 1955, que dice recordar bien, porque lo hablaban muchos sus familiares de Buenos Aires.
En el libro, Lucía asegura que Evita encabeza la lista de mujeres que admira, junto con Juan Azurduy y Encarnación Ezcurra, “quien organizó la primera huelga del Río de la Plata”.
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