lunes, 21 de marzo de 2011

La primavera camporista


Alfredo Moles,el dia que nos elliminaron del Mundial y ,además,fana de River.
Como pasan los años,desde el balcón de Oro y Santa Fé,donde era Martín Gómez,hasta la tristeza de una merecida eliminacion...

Título original: Aquel 11 de marzo


Treinta años. Es una sensación bergmaniana, existencial, y no sólo histórica o política. La vida personal que ha quedado detrás con sus alegrías y sus tragedias. La vida ciudadana que se fue en promesas incumplidas. Con unos pocos días de celebración dispersos en años de oscuridad, represión, mediocridad, estado mafioso. Con la nación que se nos escurrió entre los dedos, como el tiempo de vivir.

Tengo el recuerdo personal del doctor Héctor J. Cámpora llamándome con severa ansiedad, para que le vaya pasando los resultados que recolecta –con grandes tropiezos– nuestro centro de cómputos, allí, en ese gigantesco conventillo que es el edificio de Oro y Santa Fé. Lo veo con la eterna camisa azul de la campaña, el pantalón claro, impecablemente planchado pese al calor y los trajines. En esa postal, el Tío tiene 64 años, apenas dos más que yo en este presente grisáceo del tercer milenio. Salvo que yo lo miro desde mis treinta años de entonces y me parece un viejito duro, terco y leal. Nada que ver con la fama de cortesano que le han fabricado los escribas del régimen. Hace calor, escucho por la ventana abierta que da a la avenida Santa Fe:

Lanusse, Lanusse,
Mirá que papelón
Habrá segunda vuelta
La vuelta de Perón.


El Tío mira y remira el papel que le extiendo, agitado. Confirma que hicimos realidad la consigna: el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) va ganando por el 52 por ciento de los votos. La fórmula radical de Ricardo Balbín y Eduardo Gammond apenas supera el 20 por ciento. Pregunta si los datos son confiables, si puede transmitírselos “ya mismo al General”. Le contesto con la seguridad que otorga la inconsciencia. Horas después el gobierno militar nos “limará” el porcentaje hasta dejarlo en el 49,6. Pero es lo mismo: el Chino Balbín apenas sobrepasa el 21 por ciento. El peronismo ha superado la trampa del ballotage inventada por la dictadura. El peronismo es una manzana roja, brillante. Con un gusano adentro.

La dictadura se toma un día para reconocer el triunfo. El 12 de marzo a la tarde todavía gasean y apalean a los compañeros que rodean la sede de Oro y Santa Fe. Nos trepamos a un camión de exteriores de la TV y pedimos que los sindicatos envíen ambulancias. Pero poco después cambia el aire: el gobierno envía al jefe de la Casa Militar, para comunicarle al hombre de la camisa azul que lo reconoce como “presidente electo”. Entonces los policías guardan las porras y empiezan a saludarnos con la “V” de la victoria.

Alfredo Moles, un compañero de la Secretaría de Prensa, compila la lista de los caídos en 18 años de proscripciones y me la pasa para que se la lea a la multitud, que ruge en la calle. Grito: “¡Felipe Vallese!” y cien mil gargantas contestan: “¡Presente!”.

Es la síntesis de lo mejor que ha tenido el movimiento proscrito. El reconocimiento a 18 años de luchas públicas y clandestinas. Que le otorgan sentido a esas “Pautas Programáticas” votadas por seis millones de ciudadanos (entre peronistas y aliados del Frente). Esas pautas que algunos analistas descalificaron como “reformistas” y hoy –en esta orilla del tiempo– podrían ser leídas por más de un “realista” como candorosas.

Leo melancólicamente: “El disenso fundamental que divide a la sociedad argentina no reside ya en la antinomia peronismo-antiperonismo, que ya ha sido superada, sino en revolución y contrarrevolución, cambio social y statu quo, liberación o dependencia”. Leo que votamos para que se democratizara el Estado en un doble sentido: para reemplazar su contenido autoritario por un régimen de fuerte respaldo popular y para dar acceso a sus estructuras a capas más amplias de la población. Que el federalismo era concebido como “potenciación de las provincias dentro de la Nación” y no como “defensa de los intereses de las oligarquías lugareñas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario