Los millones del revolucionario Khadafi
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Por Alfredo Grieco y Bavio
Occidente está poniendo de manifiesto una situación que no por evidente resulta menos embarazosa: la defensa de los rebeldes y el apoyo a la democracia en Libia serían más fáciles si Muammar Khadafi no fuera tan rico. Y, especialmente, si los europeos no estuvieran tan vinculados a la administración de esos tesoros libios depositados en sus bancos. Mientras la Alianza Atlántica (OTAN) dice estar lista para un ataque militar del que Washington se asocia y Moscú se disocia, la Unión Europea finalmente se decidió a congelar los bienes del coronel, que es difícil distinguir de los del Estado y de los de sus connacionales.
No puede decirse que a Europa no le haya dolido llegar a esta decisión. En la lista de quienes ahora contarán con activos libios congelados está la aristocracia financiera y empresarial europea. Hay grandes bancos franceses como la Banque Nationale de Paris Paribas o británicos como el Standard Chartered, hay empresas de energía como la española Repsol o la holandesa Royal Dutch Shell, hay grupos de telecomunicaciones como Vodafone y la Alcatel Lucent, incluso figura un gran grupo industrial tan amplio como el alemán Siemens. Desde este miércoles, todos ellos tienen un socio bloqueado. En total, el congelamiento de los activos libios afecta unos 40 mil millones de euros en cinco países europeos, de los cuales el más afectado es Italia, donde el Estado del coronel Khadafi era socio hasta de clubes de fútbol como la Juventus y la Triestina (no olvidemos que en sus aspiraciones para llegar a ser un jugador profesional, su hijo había buscado a Diego Armando Maradona como personal trainer a 5 millones de euros el mes).
El congelamiento significa que Libia no cobrará más dividendos por las acciones, no podrá disponer de ellas, no podrá votar en las asambleas de accionistas. Estados Unidos se había adelantado, y la semana pasada había congelado 30 mil millones de dólares en acciones de grandes grupos como Chevron, Exxon o Honeywell.
Pocas dudas caben de que la fortuna libia, del Estado y de Khadafi, su gobernante desde 1969, provienen de las exportaciones de petróleo, a cuyo volumen mundial contribuyen con el 2 por ciento. El semanario británico The Economist, uno de los medios leídos con mayor atención por los empresarios occidentales (y ahora también extremo orientales), avizoraba en su último número un futuro negro petróleo de Blood and Oil (sangre y petróleo).
Sin embargo, no todas las visiones de los especialistas son tan homogéneamente oscuras en lo que respecta al futuro energético y a las pérdidas causadas por el fin del imperio económico Khadafi. Según informa el diario italiano Corriere della Sera, analistas de materias primas como Edward Morse del Citi Group, el ruso Serguei Karaganov, el árabe de Dubai Nesser Saidi y el turco Mehmet Ogutcu coinciden en que el conflicto del mundo árabe no llegará a Arabia Saudita. Esto significa que el precio del barril de petróleo se estabilizará en unos cien dólares. La causa es que la monarquía aliada de Estados Unidos repondrá, con su producción propia, lo que proveía Libia. Pero Morse no es tan optimista sobre los precios de los alimentos “inflados no tanto por la especulación sino por el cambio climático que ha reducido el cultivo de granos”.
Con respecto a los bienes congelados en Europa y en Estados Unidos una pregunta que se hacen los analistas es por qué ha sido denunciada sólo ahora, en muchos países y empresas, la presencia de activos libios. La mayor declaración de orgullosa limpieza de fondos ha sido la de Suiza. El ministro de Relaciones Exteriores anunció que no hay fondos de Khadafi en la Confederación Helvética. La limpieza de la mayor sospechosa de poseer depósitos espurios de dictadores africanos se debe a una situación histórica muy especial. El coronel habría sacado todos sus fondos porque en 2008 su hijo Hannibal fue arrestado en un hotel (otra institución tradicional suiza, además de la banca) porque le pegaba a su esposa. Khadafi llegó a llevar la cuestión a las Naciones Unidas, y a pedir, ante la Asamblea General, la disolución de Suiza.
Sin embargo, es posible que haya dineros de la familia Khadafi. El otro hijo, Saif, el que llegó a anunciar ríos de sangre por la actual rebelión, en vivo y en directo, y por televisión, era, hasta hace unos diez días, uno de los Global Young Leaders (título pagado contante y sonante) en el World Economic Forum de Davos.
Occidente está poniendo de manifiesto una situación que no por evidente resulta menos embarazosa: la defensa de los rebeldes y el apoyo a la democracia en Libia serían más fáciles si Muammar Khadafi no fuera tan rico. Y, especialmente, si los europeos no estuvieran tan vinculados a la administración de esos tesoros libios depositados en sus bancos. Mientras la Alianza Atlántica (OTAN) dice estar lista para un ataque militar del que Washington se asocia y Moscú se disocia, la Unión Europea finalmente se decidió a congelar los bienes del coronel, que es difícil distinguir de los del Estado y de los de sus connacionales.
No puede decirse que a Europa no le haya dolido llegar a esta decisión. En la lista de quienes ahora contarán con activos libios congelados está la aristocracia financiera y empresarial europea. Hay grandes bancos franceses como la Banque Nationale de Paris Paribas o británicos como el Standard Chartered, hay empresas de energía como la española Repsol o la holandesa Royal Dutch Shell, hay grupos de telecomunicaciones como Vodafone y la Alcatel Lucent, incluso figura un gran grupo industrial tan amplio como el alemán Siemens. Desde este miércoles, todos ellos tienen un socio bloqueado. En total, el congelamiento de los activos libios afecta unos 40 mil millones de euros en cinco países europeos, de los cuales el más afectado es Italia, donde el Estado del coronel Khadafi era socio hasta de clubes de fútbol como la Juventus y la Triestina (no olvidemos que en sus aspiraciones para llegar a ser un jugador profesional, su hijo había buscado a Diego Armando Maradona como personal trainer a 5 millones de euros el mes).
El congelamiento significa que Libia no cobrará más dividendos por las acciones, no podrá disponer de ellas, no podrá votar en las asambleas de accionistas. Estados Unidos se había adelantado, y la semana pasada había congelado 30 mil millones de dólares en acciones de grandes grupos como Chevron, Exxon o Honeywell.
Pocas dudas caben de que la fortuna libia, del Estado y de Khadafi, su gobernante desde 1969, provienen de las exportaciones de petróleo, a cuyo volumen mundial contribuyen con el 2 por ciento. El semanario británico The Economist, uno de los medios leídos con mayor atención por los empresarios occidentales (y ahora también extremo orientales), avizoraba en su último número un futuro negro petróleo de Blood and Oil (sangre y petróleo).
Sin embargo, no todas las visiones de los especialistas son tan homogéneamente oscuras en lo que respecta al futuro energético y a las pérdidas causadas por el fin del imperio económico Khadafi. Según informa el diario italiano Corriere della Sera, analistas de materias primas como Edward Morse del Citi Group, el ruso Serguei Karaganov, el árabe de Dubai Nesser Saidi y el turco Mehmet Ogutcu coinciden en que el conflicto del mundo árabe no llegará a Arabia Saudita. Esto significa que el precio del barril de petróleo se estabilizará en unos cien dólares. La causa es que la monarquía aliada de Estados Unidos repondrá, con su producción propia, lo que proveía Libia. Pero Morse no es tan optimista sobre los precios de los alimentos “inflados no tanto por la especulación sino por el cambio climático que ha reducido el cultivo de granos”.
Con respecto a los bienes congelados en Europa y en Estados Unidos una pregunta que se hacen los analistas es por qué ha sido denunciada sólo ahora, en muchos países y empresas, la presencia de activos libios. La mayor declaración de orgullosa limpieza de fondos ha sido la de Suiza. El ministro de Relaciones Exteriores anunció que no hay fondos de Khadafi en la Confederación Helvética. La limpieza de la mayor sospechosa de poseer depósitos espurios de dictadores africanos se debe a una situación histórica muy especial. El coronel habría sacado todos sus fondos porque en 2008 su hijo Hannibal fue arrestado en un hotel (otra institución tradicional suiza, además de la banca) porque le pegaba a su esposa. Khadafi llegó a llevar la cuestión a las Naciones Unidas, y a pedir, ante la Asamblea General, la disolución de Suiza.
Sin embargo, es posible que haya dineros de la familia Khadafi. El otro hijo, Saif, el que llegó a anunciar ríos de sangre por la actual rebelión, en vivo y en directo, y por televisión, era, hasta hace unos diez días, uno de los Global Young Leaders (título pagado contante y sonante) en el World Economic Forum de Davos.
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