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  • ."Pudo haber negligencias o errores, pero no creo que Santucho haya sido víctima de una entrega de Montoneros o de una traición por parte de nuestros militantes. Eso es algo que descarto", señaló Mattini en diálogo con Télam.

Mattini, nacido bajo el nombre de Juan Arnold Kremer Balugano, recibió a esta agencia en un departamento monoambiente ubicado en el barrio de Congreso, plagado de libros y fotos de su época de militante.

"Robi (Santucho) demoró su partida porque se tenía que encontrar con gente de Montoneros. La idea era crear la OLA (Organización para la liberación de Argentina), pero la cita no se puedo hacer porque el enlace de ellos faltó. No fue y eso generó durante años varias sospechas", recordó Mattini.

Fernando Gertel, el enviado de Santucho que debía pautar los términos finales de la reunión entre el líder del ERP y la cúpula de Montoneros, fue secuestrado el 19 de julio, el día de la muerte del comandante santiagueño, en la localidad de San Antonio de Padua.

Gertel iba a encontrarse con un asistente de Roberto Perdía, encumbrado dirigente de la guerrilla peronista, pero esa cita se frustró debido a que el enviado de Montoneros había sido secuestrado dos semanas antes.

El enviado de Santucho avisó a Liliana Delfino que la cita no pudo concretarse y horas después resultó apresado por efectivos del Ejército.

"Pudo haber un error en no advertir que esta caída del asistente de Perdía por parte de Montoneros, pero no tengo elementos para sospechar ellos cantaron el departamento donde estaba Robi (Santucho)", detalla Mattini.

Otra de las hipótesis que explican la llegada de los efectivos del Ejército al departamento de Villa Martelli en el que se encontraba Santucho se remiten a la pista de la captura de Domingo Menna, quien resultó secuestrado la mañana del 19 de julio en la Estación Rivadavia.

Esa teoría analizada por el buro pólítico del ERP sostiene que Menna tenía entre sus ropas el recibo de un nebulizador alquilado en el que figuraba la dirección del departamento donde vivía junto a su compañera Ana María Lanzilotto, y en el que se encontraba Santucho.

"Muchas veces, lo cotidiano y lo humano te terminan matando. En esos años se cometían errores y las normas de seguridad que seguíamos no eran infalibles", apunta Mattini.

Más allá de las falencias en la seguridad, Mattini afirma que la tortura hizo "un daño terrible" a la estructura de la organización, y apuntó que "nunca se sabe hasta dónde puede aguantar una persona" que es sometida a una constante presión física en un lugar de cautiverio.

"Tras la muerte de Robi, el Buro Político viajó a La Habana, Cuba, para analizar la situación en la que nos encontrábamos. Los oficiales del Gobierno nos dijeron que a nosotros nos había golpeado la tortura. Protesté, alegando que el nivel de formación ideológica que tenían los compañeros hacia que eso fuera imposible", reseña.

Y en ese sentido, Mattini reuerda que uno de los oficiales cubanos le reveló con mucho laconismo algo que con el tiempo debió admitir: "Chico, si hay algo que aprendimos nosotros es que quien tiene lengua habla".