Diarios españoles ofrecieron sus páginas a la dictadura argentina de Videla
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Según consta en varios archivos, La
Vanguardia, El Faro de Vigo, la revista Hola y TVE –entre otros- se
ofrecieron para enseñar la “imagen real” de Argentina y el lado “humano”
del dictador - A fuerza de tirar gente viva al mar, robar niños o
consentir violaciones a mujeres, el dictador argentino Jorge Rafael
Videla se ganó un lugar entre los seres más atroces del siglo XX. Su
verdadero rostro fue destapado en los mismísimos años 70 gracias a las
denuncias formuladas por algunos sobrevivientes del horror, asistidos
por organismos de derechos humanos de varias partes del mundo. A pesar
de todo ello, hubo medios de prensa españoles que se ofrecieron para
lograr algo que parecía imposible: mostrar el lado humano del genocida.
Conscientes de que la dictadura argentina necesitaba contrarrestar las
graves denuncias que se formulaban en su contra, varios medios de
comunicación de este país aprovecharon la situación para proponer
campañas publicitarias a la Argentina de los vuelos de la muerte.
Según consta en varios documentos a los
que ha tenido acceso Público, los representantes de los principales
periódicos españoles mantuvieron una estrecha relación con la embajada
de Videla en Madrid, lo que se tradujo en innumerables comidas, cenas y
agasajos en los restaurantes más caros de la capital española. Los
archivos demuestran que entre marzo y mayo de 1977 –un período marcado
por la represión salvaje en Argentina-, los diplomáticos de la Junta
Militar mantuvieron tres comidas de trabajo con directivos de RTVE,
siempre pagadas por la embajada.
Entre los comensales también figuran los
responsables de ABC, quienes el 16 de agosto de 1977 mantuvieron una
amable velada en el restaurante Alassio con los delegados de la
dictadura. Según consta en otro informe reservado de la misión
diplomática, ABC era considerado por la Junta Militar como un medio
“objetivo”. “Algunos editoriales, especialmente con motivo de los cuatro
años del actual gobierno, han sido muy positivos”, valoraba en un
documento. No en vano, el por entonces subdirector de ABC, Miguel
Torres, estuvo entre los medios invitados por la embajada a un encuentro
con directores de periódicos, celebrado el 14 de octubre de 1977 en la
residencia diplomática.
En un telegrama enviado a sus jefes en
Buenos Aires, el embajador Leandro Enrique Anaya se jactaba de haber
compartido mesa con “la casi totalidad de los medios informativos
locales e internacionales acreditados en Madrid, así como también
autoridades pertenecientes a organismos oficiales e instituciones de
prensa”.
Documentos relacionados con los medios
españoles que hicieron campaña con la dictadura argentina. Según este
documento, entre ellos estaban –además de Torres- “el director de Ya,
Alejandro Fernández Pombo; José Ramón Alonso, director de Pueblo;
Carmelo Martínez González, director de Marca; Francisco Muró de Iscar,
subdirector de Arriba; Fernando Casares, director adjunto de El País;
Félix Pacho Reyero, subdirector de Informaciones; y Félix Maristlay,
subdirector de El Alcázar”.
También se encontraban algunos
responsables de agencias de noticias, como “John F. Wheeler, director de
Associated Press; Gonzalo Velasco, director de Cifra; Jesús Frías
Alonso, jefe de Europa Press; Antonio González Hernández, director
adjunto de Logos; Donato León Tierno, director de Pyresa; Ernesto
Mendoza, director de Reuters; Francisco Pelou, director de France Press;
Tony Navarro, redactor jefe de Ansa; Ralph Forte, decano de los
corresponsales extranjeros y corresponsal del Herald Tribune”. La lista
de invitados se completaba con Eudoro Cadena Castro, presidente de la
Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana, y José Manuel
González Torga, adjunto para las relaciones con los medios informativos
de RTVE.
Por parte de la embajada estaban
presentes los consejeros Juan B. Vilarullo y Carlos S. Vailati
-consejero económico y comercial-; los secretarios Alberto Moroni, Juan
Carlos Uriburu y Florencio Crespo; y Carlos Estrella –de quien no se
especificaba su cargo-. Cuando llegaron a los postres, el “Proceso de
Reorganización Nacional” –eufemismo empleado por los militares para
autodefinir al régimen- ya había acabado con la vida de 21 periodistas
argentinos. Otros 30 compañeros de profesión se encontraban
desaparecidos, algo que por entonces era sinónimo de muerte.
Ofertas publicitarias Algunas semanas
después de agasajar a los responsables de los principales medios
nacionales, el embajador Anaya recibía al director de Expansión
comercial de La Vanguardia, Juan Robles Bonilla, quien traía una
propuesta muy especial: el diario catalán ofrecía dedicar un “trabajo
monográfico” sobre Argentina. Las tarifas de publicidad para ese número
especial, que constaría de 32 páginas “a todo color y en huecograbado”,
oscilaban entre las 83 mil pesetas para media página en blanco y negro y
hasta los 205 mil para una página a todo color.
Tras aquel encuentro, el director
comercial de La Vanguardia envió una carta al embajador argentino para
agradecerle su “amable acogida” y recordarle que debía facilitarle
contactos con “organismos oficiales y privados” que pudiesen insertar
publicidad en su periódico. “Estamos convencidos que los organismos
estatales argentinos tienen una oportunidad excepcional con nuestro
monográfico para ofrecer la imagen real y futura de Argentina”,
subrayaba Robles.
“La casi totalidad de los medios
informativos locales e internacionales acreditados en Madrid, así como
también autoridades pertenecientes a organismos oficiales e
instituciones de prensa” Esta sabrosa oferta fue inmediatamente
notificada por el embajador al ministerio de Exteriores argentino. “La
propuesta de referencia -sostenía el diplomático- redundará en beneficio
del objetivo perseguido por nuestro país en materia de prensa y
difusión en el exterior”. Cabe destacar que en las hemerotecas
consultadas por este periódico no figura tal número monográfico sobre
Argentina –que se publicaría como suplemento aparte-. Lo más parecido es
un artículo de La Vanguardia sobre el buen comer de los argentinos, a
raíz de una feria sobre alimentación que se celebraba en esas fechas.
Estas informaciones no pasaban
desapercibidas en la embajada argentina, que diariamente realizaba un
minucioso seguimiento de los artículos que se publicaban en este país.
En la “Memoria Anual de Prensa” de 1977, la delegación advertía que las
relaciones con los medios españoles habían experimentado una notoria
mejoría en relación al año anterior. De acuerdo a los relevamientos
efectuados por los funcionarios del régimen, “el caudal de noticias
consideradas separadamente como neutrales y positivas alcanzó casi el
70%”. “Cabe destacar que el resto de las informaciones periodísticas
–abiertamente negativas- hay que atribuirlas a los órganos radicalizados
de la extrema izquierda, entre los que se cuentan la actuación –además-
de elementos argentinos influyentes”, sostenía. En cualquier caso, La
Vanguardia no sería el único medio español que ayudaría a mejorar la
imagen de la dictadura.
El ya desaparecido diario Informaciones
–de marcado carácter conservador- propuso en octubre de 1978 la
elaboración de un especial sobre Argentina que permitiría “reflejar una
semblanza general” de la dictadura, así como sus “características más
salientes de su realidad actual”. “La posibilidad presentada permitiría,
ante un amplio sector de la opinión pública, ofrecer una imagen amplia,
veraz y positiva de la Argentina actual”, destacaba la embajada en un
informe.
Otro de los medios que concretó acuerdos
publicitarios con el régimen militar fue la revista Gaceta Ilustrada,
perteneciente –al igual que La Vanguardia- a los Condes de Godó. En este
caso, el grupo empresarial ofrecía “una serie de reportajes sobre la
realidad Argentina”. “La posición de dicha revista, si bien puede
considerarse en algunos aspectos crítica con respecto al país, no es
hostil. Además, colaboran en ella periodistas españoles afectos a la
Argentina, como Jaime Campmany, Julián Marías, Alberto Míguez, etc.”,
explicaba la representación diplomática. También analizaba el perfil del
responsable de este medio, el periodista Ángel Gómez Escorial. “De
acuerdo a la información recogida en fuentes periodísticas, la posición
política del director de Gaceta Ilustrada es de centro-izquierda, aunque
profesionalmente su tarea puede considerarse como objetiva. Su actitud
con relación al gobierno argentino es –según sus propias expresiones- de
‘un lógico respeto’”, precisaba.
El “perfil humano” de Videla La oferta
de Gaceta Ilustrada se produjo en agosto de 1980, poco después de que
agentes de Videla asesinaran en Madrid a Noemí Gianotti de Molfino, una
madre de desaparecidos. El sumario judicial sobre este crimen –que por
entonces levantó un importante revuelo mediático- se cerraría el 20 de
noviembre de ese mismo año.
Diez días después, el entonces director
de la agencia Contifoto, Manuel Salvador Uría García, se puso en campaña
para tratar de conseguir una entrevista especial con Videla para la
revista “Hola”, en la que se destacaría el “perfil humano” del salvaje
dictador. La solicitud iba acompañada por un guión del futuro reportaje.
Según este documento, “Hola” preguntaría
a Videla sobre sus “costumbres familiares, aficiones, deportes y platos
preferidos”. También querían conocer su opinión sobre el “significado
de las fiestas navideñas”, la “importancia de la familia” y la
“educación de los hijos en el seno familiar”, además de plantearle
algunas preguntas para nada comprometidas. “¿Considera que se está
produciendo en el mundo una crisis dentro de los valores éticos y
morales?”, era una de las interrogantes que formularía la revista. Por
entonces, la televisión pública española también estaba dispuesta a
mejorar la imagen de Videla. El 17 de junio de 1981, TVE se dirigía a la
embajada para informarle sobre una “nueva serie de películas de una
hora de duración cuyo título genérico es ‘Por Dentro’”. Tras aclarar que
“cada película intentaría reflejar la personalidad no solamente
política sino humana de figuras de gran talla internacional”, la cadena
mostraba su interés en entrevistar a Videla. También querían contar con
la ex presidenta María Estela Martínez de Perón, derrocada por los
militares en marzo de 1976. “No se trata en absoluto de una película
cuyo objetivo sea otro que el de reflejar la actual vida y situación de
los personajes elegidos.
Para ello, necesitaríamos seguirles
durante dos días en sus ocupaciones cotidianas y dar así al conocimiento
del gran público aspectos distintos y menos conocidos de su
personalidad. El reportaje incluiría además una larga entrevista”,
señalaba la nota de TVE. Al parecer, la propuesta fue desechada:
“Contestar imposibilidad”, anotó a mano un funcionario de la embajada al
final de la carta. Propuestas gallegas Del mismo modo, entre 1981 y
1982 los periódicos El Ideal Gallego y El Faro de Vigo pusieron sus
páginas a disposición de la dictadura. Ambos proponían la publicación de
números monográficos que ensalzasen distintas facetas de la vida del
país, siempre a cambio de publicidad.
En el caso de El Faro de Vigo, dos
representantes del periódico llegaron a entrevistarse con el cónsul
argentino en Vigo, Óscar Sanguinetti, a quien mostraron su interés en
publicar “una crónica o suplemento sobre diferentes aspectos de la
Argentina”, un país en el que existía una numerosísima colonia gallega.
De hecho, varias personas oriundas de Galicia fueron asesinadas por el
régimen militar. A pesar de esa situación, los responsables de “El Faro
de Vigo” estaban más preocupados por conseguir anuncios publicitarios de
la dictadura.“Dichos representantes han solicitado la colaboración de
este Consulado General interesándose por obtener material de consulta,
así como también nómina de firmas argentinas o españolas, vinculadas con
el quehacer nacional entre ambos países”, explicaba el cónsul.
El publirreportaje de una página costaba
136.500 pesetas, aunque también había opciones más económicas. Si el
anuncio iba en color, la tarifa tendría un recargo de un 30%. La
dictadura, en cambio, seguía matando en blanco y negro.
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