domingo, 15 de febrero de 2015

Entrevista a la escritora, periodista y directora de Radio Nacional María Seoane, autora de Bravas, donde aborda la historia (que por años ha sido invisibilizada) de estas militantes extraordinarias.
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Por Juan Ciucci

APU: ¿Cómo surge la idea del libro?, ¿por qué retomar la vida de Alicia Eguren y Pirí Lugones?
María Seoane: En principio, quería hacer una biografía de mujeres, ya que hice varias biografías de hombres (Santucho, Gelbard, Videla, Perrotta), a los que no conocí en persona, tampoco a las chicas. Hay una frase muy interesante de Hobsbawm: “No hay vanguardia política, sino vanguardia cultural”. Tanto Alicia Eguren como Susana Lugones eran mujeres de la vanguardia cultural de los ’50/’60 y de la vanguardia política de los ’70. Ellas me permitieron hacer esa conexión.
Hobsbawm dice que cuando ocurre la fusión de la vanguardia cultural con la política, estamos en presencia de una revolución. Creo que eso fue la década del ’60: una revolución brutal en la cultura, en las ideas.  En el inicio de la década del ’70, en nuestro país, la lucha política determinó la conformación de organizaciones revolucionarias en las cuales participaron Alicia y Pirí. Las dos nacieron en el año 1925, pero sus historias son muy diferentes. Alicia Eguren provenía de una familia radical yrigoyenista forjista; sus padres eran universitarios. Susana Pirí fue la hija de Carmen Aguirre, su abuelo fue Julián Aguirre, un gran compositor.  Además, era la hija de Leopoldo Lugones hijo, quien introdujo la picana eléctrica para perseguir opositores. De cualquier manera, las dos eran hijas de la clase media acomodada. Alicia fue hija de una familia nacionalista popular yrigoyenista y Pirí del nacionalismo oligárquico de “los Lugones”.
APU: Siendo ambas muy conocidas, con historias muy fuertes, no se ha escrito demasiado de ellas, no existen casi documentos, ¿cómo analiza que no se hayan recuperado antes estas figuras?
MS: En el caso de Alicia Eguren no había nada, excepto algunos recuerdos y materiales escritos por ella, la memoria de quienes la sobrevivieron. No había una biografía de Alicia sino algunos perfiles a semblanza. De Pirí Lugones había más porque Graciela Fernández escribió un libro de los periodistas desaparecidos donde se recopilan testimonios de quienes la conocieron, pero no había una cronología de su vida. Pirí era periodista y Alicia también lo fue.
No sé por qué no se había recuperado antes su historia. Pero la historia es así, es como una gran madeja, se va tirando del hilo: primero le toca a los paradigmas y luego le toca a otros.
APU: En el caso de Alicia, se recupera un poco de su vida en la película Alicia y John.
MS: Sí, nosotros hicimos en “Caras y Caretas”, Carlos Castro dirigió un documental dramático extraordinario que se llamó: Alicia y John, el peronismo olvidado. Creo que John fue nuestro Gramsci y murió muy joven, antes de la gran ola revolucionaria, en el ’68, por lo cual falta mucho para estudiar su obra. Alicia y Pirí nacieron y murieron en el mismo año. No había suficiente material para contar sus vidas; imagino que los archivos fueron destruidos.
APU: En el libro da mucho lugar al contexto histórico – político…
MS: Sí, pensé: “No me interesa hacer la biografía de dos mujeres como si esa historia fuera generada absolutamente por ellas”. Como ellas eran existencialistas, me interesó mostrarlas como lo que eran: el producto de una compleja historia argentina, que fue la verdadera matriz que las produjo y las mató. En el Siglo XX se produjo un proceso extraordinario de culturización y de irrupción de la política en las clases medias y en los jóvenes; una revolución que fue desde las alcobas hasta las plazas, porque se cambiaron hasta las formas amatorias, el lugar de la mujer, la relación con el sexo y también con la política. Ellas fueron devoradas por la tragedia del Siglo XX, son un producto absolutamente genuino del Siglo XX argentino.
APU: También fueron dos mujeres muy distintas a lo que se esperaba de una mujer para la época.
MS: Pensá que en el año ’25 las mujeres eran consideradas “incapaces”, casi no tenían derechos civiles y políticos; recién se adquieren en el ’47 con el Derecho al voto, promulgado por el peronismo. Estas mujeres atravesaron los cambios más profundos del Siglo XX. Terminan siendo dos mujeres comprometidas con un cambio revolucionario. Primero, en los ’60, en las costumbres: se separaban de sus maridos, tenían a sus hijos solas, trabajaban, militaban, estudiaban y murieron en los campos de concentración de la dictadura. Las asesinaron a las dos, ese es el derrotero de ellas. Alicia estuvo presa durante la resistencia peronista, hizo pareja con John William Cooke que fue el amor de su vida, ya había estado casada y tenía un hijo con Pedro Catella, estuvo en la Embajada Argentina en Londres, fue una diplomática muy joven.
Pirí, en los años ’60, se convirtió en una gran animadora cultural en la Editorial Jorge Álvarez, manejaba varios idiomas. Tuvieron sus hijos y se criaban a sí mismas mientras criaban a sus hijos. Ambas fueron muy cultas, las pone en común la filosofía existencialista y las ideas revolucionarias. Alicia Eguren fue peronista antes de que existiera la palabra, con una marca muy fuerte en el nacionalismo católico; Pirí votó a Frondizi, estuvo en la izquierda no peronista, inicialmente antiperonista.
Las dos confluyeron en los años ’60 con la Revolución Cubana. Alicia reclutaba militantes y Pirí reclutaba intelectuales. Ambas cumplieron una función: Alicia fue una lugarteniente del Che Guevara, fue encargada de formar muchos jóvenes revolucionarios argentinos. Pirí fue quien lanzó a la fama a Manuel Puig, Piglia y muchos otros.
APU: Del derrotero cubano de Cooke y Alicia también surgen muchas dudas, ¿pudiste encontrar material?

MS: Sí, sobre todo testimonios, documentación hay poca. Ellos estuvieron en la Defensa de Playa Girón. Ellos fueron muy importantes para el proyecto revolucionario en Argentina. Pirí trabajó en Prensa Latina, en la construcción de una cultura alternativa. Tuvieron distintos roles.
Alicia formó la Alianza Popular Revolucionaria, que fue un grupo al margen del PJ, que planteó la “acción directa”, que sostiene la necesidad de la lucha político – militar para la revolución socialista. Pirí se integró junto con Paco Urondo a “Malena” y pasó a formar parte de la FAP, Fuerzas Armadas Peronistas y en el ’73 se fusionaron con Montoneros.
APU: Hay un dato que no conocía: la firma de Alicia detrás de las famosas palabras de Perón tras la muerte del Che.
MS: Sí, Perón nunca lo desmintió, pero esa carta la escribió Alicia Eguren y John William Cooke.
APU: Se conoce poco de lo posterior a la muerte de John William Cooke. Ella se articuló con distintos grupos.
MS: Sí, ella tenía muchas críticas a Montoneros y se alejó de la FAP por su internas. Paulatinamente, se fue acercando a otras organizaciones revolucionarias. Ella era una pasionaria, estaba como por fuera de las organizaciones, pero trabajando en la unidad de las mismas: entre la izquierda peronista y la izquierda marxista, guevarista y el PRT. Se acercó a Santucho y su grupo y, finalmente, se integró políticamente al Frente Antiimperialista por el Socialismo. Los congresos en Chaco y Rosario fueron los últimos lugares públicos donde apareció.

APU: También participó de la Revista Nuevo Hombre.
MS: Sí, Nuevo Hombre aparece como una publicación que termina siendo una publicación del PRT con Diario El Mundo también. Alicia es un personaje complejo y bastante oculto en cuanto al rol que le tocó en los ’70.
APU: Aparece también la cuestión de la pareja militante, ¿cómo piensa esas duplas?
MS: Eran parejas de amor y la vida cotidiana estaba atravesada por un ideal superior: la revolución. La política las fue determinando a ambas; en pareja y solas. Porque Alicia se quedó sola, después de Cooke no se le ha conocido pareja. Hay unas cartas maravillosas que le escribió a John William Cooke desde la cárcel, que están en el libro, facilitadas por su hijo, donde se ve claramente el vínculo que tenía con Cooke.  Pirí se separó de Carlos Peralta, padre de sus tres hijos, tuvo amores erráticos hasta que conoció a Carlos Collarini. Fueron sus años más felices, porque su segundo hijo, Alejandro, se suicidó en El Tigre, como su bisabuelo. En el ’71 se puso en pareja con este médico ginecólogo, militante de Montoneros, unos años menor. Él desapareció meses antes de que fuera secuestrada, en septiembre del ’77, eso para ella fue una especie de punto final. Todos los meses que siguieron hasta que fue secuestrada sólo pensó en cómo encontrar a Carlos.
APU: Pirí tuvo una infancia terrible, parte de la “tradición Lugones”.
MS: Toda la historia personal y familiar es oscura: hay traiciones amorosas, violaciones. Pirí vivió ese clima dentro de su familia.
APU: En el libro se marca que Pirí logró convertir esa “tradición Lugones” en algo distinto.
MS: Sí, ella se presentaba como la nieta del escritor y la hija del torturador. De alguna manera, estaba tratando de cerrar esas dos historias trágicas que la habían marcado. Cuando Pirí nació, el abuelo acababa de decir que había llegado “la hora de la espada”, el fundamento ideológico y político para el primer golpe de Estado en Argentina. La separación de sus padres fue muy tormentosa. Vivió una infancia difícil y un padre tremendo, paranoico y torturador. Su padre fue “Polito” Lugones, jefe de la policía política de Uriburu en el golpe de Estado del ’30. Ella lo descubrió cuando en el colegio alguien le mostró un ejemplar del Diario Crítica, que lo denunció como torturador. Eso marcó su odio a esa estirpe de oligarcas y paranoicos violentos.
APU: Sobre el final del libro das cuenta de la continuidad de las causas abiertas contra los genocidas por sus desapariciones.
MS: Sí, las causas continúan porque todavía no hay sentencias. Lo que hicimos fue “tirar el hilo de la memoria”, en espera espera de justicia.

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