martes, 14 de mayo de 2013

MAS SOBRE MIS AMIGOS LOS TUPAS Y OTROS REVOLUCIONARIOS A LOS QUE DEBEMOS RESPETAR

La nota sobre AMODIO de Búsqueda( *)


Sergio Israel, es un militante de las jerarquías (por vía paterna) del viejo PC uruguayo. En esos años era un muchacho que estudió en Alemania del Este, Artes Gráficas y de ahí, después pasó al periodismo.
Su padre fue el compañero de la mujer de Arismendi, después que esta se separó del mismo. Por esa vía tuvo acceso a “la interna” de ese partido, pero del MLN-Tupamaros, nada de nada.
El libro “La Piel del Otro” de Hugo Fontana, es un relato novelado-documental, basado en “recortes periodísticos”.
En resumidas cuentas ni fue una novela, ni fue un documental.
Pero en el camino recogió mucha “novela” de la época en que Amodio era una figura importante.
Su vinculación con la muerte de Cukurs en Uruguay, es parte de esa “novela”.
A Cukurs lo sacaron de Brasil, los servicios del Mossad, que como se sabe eran un servicio eficiente, un órgano del Estado Israelí, con un alto grado de profesionalidad.
Mal podía el Mossad provocar la salida y después en Uruguay “perder el rastro” de la presa perseguida.
De Brasil a Uruguay lo trajeron mediante engaños, para ejecutarlo de una manera bárbara, a martillazos, y disponer del cadáver en un baúl.
En su época el caso fue de los “misterios” de la crónica roja del paisito.
No creo que en la cuestión estuviera vinculado Amodio, a menos que su segundo apellido Pérez, aporte elementos de una posible conexión hebrea por la vía materna.
Hasta ahora esos elementos no existen. NI nunca nadie los ha mencionado
.
El Mossad actuaba en los países donde decidía una operación con el apoyo pasivo de la comunidad israelí establecida en el país.
Por ejemplos judíos pro-israelitas con propiedades particulares (casas de departamentos, fincas) viables para el domicilio provisorio de la célula operante.
Y también, vehículos, para evitar su alquiler y dejar eventuales huellas de documentos (aunque fueran falsos) en las agencias de alquiler de vehículos, etc. etc.
Lo esencial lo realizaba la célula enviada, con la colaboración del “residente” del país en cuestión. No había intervención de la parte pasiva, más que como apoyo puntual, sin mayores detalles que los involucraran.
Si esto era así con los hebreos, mucho más excluyente es la intervención de “nativos” del país mismo.
El testimonio, entonces, se reduce: a) al libro en cuestión, b) el testimonio de Tabaré Rivero Cedrés que es difuso y c) el testimonio Marenales por la vía “de los archivos de la Metropolitana” (una fantaseada de las tantas, a que nos tiene acostumbrado Marenales).
Es una conexión muy débil para ser considerada seriamente.
Los testimonios sobre Amodio del fotógrafo  David Cámpora son perfectamente descartables también.
El motivo:
Cámpora fue siempre hombre del Ñato, (cae con él, colabora con los botones en las visitas a los cuarteles, selecciona de a prepo colaboradores para la tarea de ilícitos y quién sabe cuántas cosas más) en el mismo momento que lo están haciendo el Ñato, el Pepe, Marenales y Manera, el ruso Rosencof, Adolfo Wassen Alaniz y la “Tronca” Topolansky.
Son dos colaboraciones simultáneas, (en un mismo lugar físico, el Florida) pero una es traición y la otra no.
Aunque ambas apuntaban a lo mismo: desbaratar lo organizado que quedaba y la entrega de las armas. Cámpora además repite el argumento tradicional del Ñato, “la falta de estrategia” (una especie de muletilla-manía, válida parael MLN de entonces y ahora,también para el FA), y el concepto ¨maoísta” la política comanda al fusil, muy conveniente para las tesis del Ñato de hacer preponderar “su eventual mando político” sobre sus carencias “operativas” que eran evidentes en todos los planos.
No era eficiente, ni buen planificador y le faltaba coraje personal (en general disparaba, sus celebres “descargas”…de talones).
A eso hay que sumarle su alcoholismo crónico.
La detención de Amodio (y Wolf, el “Mojarra”) en una “casa de seguridad” de la orga (el departamento de Palermo), lleva a Amodio a preguntar como dieron con él y recibe la respuesta, que por una llamada telefónica.
O sea “alguien” mandó delatarlo y eso lo “embroncó” sobre manera.
Me inclino más por la tesis de  Efraín Martínez Platero, era un hombre que se había “desgastado”. No aguantaba la tensión que sobrevendría después del 14 de Abril, no aguantaba la detención de su compañera, no aguantaba la muerte (el mismo 14) de compañeros que él apreciaba mucho (Gabriel Schroeder,  Marquitos Blanco Katras), no aguantaba los sucesos del 18 de mayo (fue dado de baja el 20), etc., etc.
 Le veía clarito las patas a la sota, y prefería salir del país, integrarse en Chile a “la guacha” y desde allí actuar.
Son cuestiones de estrategias personales de poder, en una organización que ya estaba corroída por los “feudos” que se habían instalado en las “columnas” y las luchas de hegemonía y poder que se desataron después de Almería.
Amodio además, no delató a aquellos que apreciaba o  con los que no tenía conflictos.
Hay por lo menos dos testimonios coincidentes: la “comando” Beatriz, de la columna 1, del secuestro Mitrione, y un militante de la calidad humana  de Estefanell
(n.de.r: Para Marcelo Estefanell, segun declaró en estasos días;  Héctor Amodio Pérez es efectivamente el autor de las cartas que fueron enviadas las pasadas semanas desde el exterior a algunos medios de comunicación)
 Hay otros también en el mismo sentido que por el momento mantenemos en reserva.
Los testimonios del “ruso” Rosencof son perfectamente descartables también.
Es un mitómano, el “colado” (lo dice  Efraín Martínez Platero) que se atribuye autoría de acciones que no comandó (las libras de Mahilos por ej.) y por todas esas cuestiones se gano siempre el desprecio de los militantes.
La gran ficha de sus colaboraciones es todavía secreta, pero se podrá rastrear,( en su momento). Es además el hombre (lo dice Marenales en su libro biográfico) que le va a proponer con el Ñato, la rendición incondicional, antes de su detención y Marenales dice que antes “se mataba” (y hasta afirma que “los hizo llorar”) pero después que cayó (el 26 o 27 de julio del 72) entro también él (Marenales) por el aro y es conspicuo de la “tregua”, rendición incondicional o pactada, el “alto al fuego” todas fórmulas substitutivas para la misma cosa, la rendición que exigían los milicos.
¿Qué aval tenían en la orgánica interna?
  En lucha y afuera es obvio: ninguna.
Fue un libretazo.

Marenales además consideraba que Sendic debía caer “en un tiroteo” comedia, que eventualmente podía llegar a ser bien trágica, porque nadie garantiza que en el tiroteo intervinieran franco-tiradores que lo “triangularan” al Bebe como se hizo con Kennedy.
Eso se lo señaló, en cara, Sendic a Marenales también en la “noche triste”, cuando finalmente pudo atar todos los cabos del pasado y del presente (en que lo tildaban “de loco”)
La tesis central de que Amodio es el “archi-traidor” y el causante de la derrota, no se aguanta a través de todas estas cosas.
Los militantes “orgánicos” lo fueron comprendiendo a través de la caída de “berretines”, tatuceras, depósitos de armas, municiones y dinero. Las “casas de seguridad” no eran tales, el enemigo las tenía, y ello también se sabe a qué se debía: ya sea liberalismos de los ocupantes (con el teléfono, con las medidas de seguridad para el acceso a los locales, u otras inéditas).
Finalmente cierto lector: Alberto S., en posta nº 958, se pregunta:
“A dónde conduce esa “critica” que se sitúa en vecina o en las vecindades del “Sr. Amodio”. Conduce a una sola cuestión básica que lo dice el refrán:
“Del árbol caído todos hacen leña” y algunos aprovechan la leña para hacerse su propia fogatita.
Está bien claro, que Amodio, no es para mí, (pero para muchos otros también) el causante de la derrota, el “traidor”.
Esa la tesis del Sr. EFH del Sr. José “Pepe” Mujica, del Sr. Marenales, y de muchos otros que se subieron después por la negación a leer, reflexionar, y pensar con cabeza propia.
Los que han asumido ese papel acrítico, de ovejas, deberían recordar una de las primeras consignas del viejo MLN-Tupamaros:
" Nunca, jamás, oveja alguna se salvó, balando”
 

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