El agitado devenir de los medios es transnacional y en la Era de la Información no hay fronteras que limiten el alcance del conocimiento, la opinión, o del significado de los acontecimientos que se encuentra en una noticia bien construida. Cristina Pérez hace todo eso desde Buenos Aires. Lo hace por Televisión, con mayúscula; y lo hace desde la Radio, con una mayúscula aún mayor, puesto que en este medio conduce su propio programa mientras que en el primero es la presentadora del informativo de mayor audiencia en “prime time”.
Cristina Pérez es la presentadora del informativo de mayor audiencia en Argentina
Quizá, Cristina sea un icono. A través de su Blog y de sus cuentas en las redes sociales establece una comunicación fluida y personalizada con los espectadores y con los oyentes. Es un fenómeno de este siglo que empieza, pero con raíces en el siglo de las letras, de Borges, -“descárgate de prejuicios, no te lo pierdas”, me dice- y en el mundo de la formación intelectual y académica británica.
Conversé con ella durante un breve viaje a Madrid, en el Café Gijón, último refugio de escritores, periodistas, poetas y pintores de la escuálida bohemia madrileña, cuando aún estaba en peligro de extinción por la habitual mezquindad administrativa, y en otro café de moda, en la calle Almirante. Allí, en un rincón aparentemente invisible, se encontraban unos fans de paso por España ¿Te podés hacer una foto con nosotros? Un fenómeno sin fronteras.
Hablamos de literatura, de política y de comunicación; del gran salto que las relaciones sociales estaban dando a través de las nuevas redes. Hablamos de literatura, de teatro, de Shakespeare – una de sus pasiones- y le propuse que aprovechara para ver La vida es Sueño, de Calderón, interpretada por la Compañía de Teatro Clásico, y con Blanca Portillo. Una cena programada se interpuso ante la idea pero no sin haber mencionado la relación entre el monólogo de Hamlet y el de Segismundo.
Ahora, unas semanas después, ESTRELLA DIGITAL habla con ella de lo que pasa, de lo que es, lo que ha sido y de lo que podrá ser. Ella, una argentina que analiza el mundo todos los días, a la que le “cuesta menos hablar del mundo que de Argentina” y que asegura que su país está empezando a vivir en democracia “porque la democracia siempre se aprende”.
Eres una profesional de reconocido prestigio en televisión y radio; el periodismo audiovisual logró imponerse al periodismo escrito en las grandes audiencias, pero se le reprocha falta de profundidad en el tratamiento de los temas. ¿Cuál es tu opinión?
El poderío audiovisual en la era de la imagen es abrumador. Eso no implica que haya que resignar calidad informativa, aunque la tentación de buscar el impacto a veces parece imponerse en los contenidos de TV. Es una lucha que debemos encarar los periodistas en la tensión misma de las redacciones. El otro gran tema es que más allá de los programas de noticias que trabajan con la inmediatez, los envíos de investigación tienen costos y contingencias legales a veces tan altas que las cadenas se retraen de ese tipo de producto. Ahí y en el debate es donde la televisión puede retomar profundidad, pero es una decisión que excede a las divisiones de noticias y lamentablemente depende de los mandos del rating.
-¿Cómo ves el futuro del periodismo con la multiplicación de canales que hay para informarse?
El público ya no es un sujeto pasivo sino que emite sus propios mensajes
Vivimos en la era del emisor. El público ya no es un sujeto pasivo sino que emite sus propios mensajes y es generador de noticia. Eso podría indicar en un análisis preliminar el fin de la intermediación, pero lo que está pasando es lo contrario. A mayor circulación de contenidos, mayor necesidad de metabolizar esos contenidos desde la elaboración y análisis periodístico. Hay que interpretar el caos y producir pensamiento entre la marea de informaciones, rumores y nuevos contenidos que fluyen sin cesar. Separar más que nunca la paja del trigo y chequear, chequear, chequear.
-¿Crees, entonces, que es necesaria la intermediación del profesional del periodismo para filtrar la información de la propaganda?
Es una de las tareas cruciales del periodismo. Separar los hechos de las justificaciones o del marketing político, y de la lisa y llana propaganda.
-En España la crisis se lleva por delante la inversión publicitaria y por tanto los medios se enfrentan a ajustes que debilitan sus plantillas hasta el punto de hacerlos cerrar o peligrar, ¿crees que existen alternativas al modelo de financiación publicitaria a los medios?
El modelo de negocios entra en crisis con la crisis económica, pero también con la irrupción de los nuevos medios digitales y de las redes sociales. Adaptarse a la multiplataforma y generar réplicas de los medios tradicionales en formatos de web es una buena estrategia para no perder audiencias jóvenes ni presencia en los nuevos foros 2.0. En cuanto a la generación de ganancias creo que estamos en plena transición aunque como periodista trato de que no sea mi foco. Mi foco debe ser la calidad informativa y tratar de contener embates ultra financieros con ideas que pongan en riesgo la credibilidad. Debe existir esa tensión para que prevalezca un camino que no dañe la confianza, que en cualquier medio será la clave para llegar a las audiencias.
Por otro lado y lamentablemente, la reducción de presupuestos y plantillas que trae consigo la crisis, redunda en decadencia y en menor calidad. Eso requiere mayores esfuerzos para no resignar valores.
-La libertad de expresión suele ser un derecho adquirido que nadie discute pero que se persigue por muchas vías cuando la información resulta incomoda al poder, ¿Cuál es tu opinión sobre la legitimidad de la información veraz e independiente?
La libertad de expresión es un derecho humano. El derecho de buscar, recibir o difundir información es la base de las democracias. Es natural que exista tensión con el poder y que desde los gobiernos se busque blindar el acceso a la misma. Para eso debe exigirse legislación de acceso a la información porque la ley hace al derecho. Y no sólo para los periodistas sino para todos los ciudadanos. Más allá de eso, el que busque ser periodista y estar cómodo se ha equivocado de trabajo. Debemos ser críticos al poder. Ser críticos no es ser "anti", sino manejar elementos y evaluar circunstancias y poner como foco el derecho ciudadano a tener elementos para decidir sobre la realidad. La democracia es elegir y no solo votar. Y para decidir hay que saber, es decir estar informado.
-La prensa digital se extiende por la red ¿cuál es tu opinión de los nuevos medios digitales?
Los nuevos medios digitales no son sólo una novedad, son el futuro
Los nuevos medios digitales no son sólo una novedad, son el futuro. Son tan variados como la red misma y entre ellos podemos encontrar desde portales personales (como los precursores blog) a versiones de los medios tradicionales en formato web o medios especialmente creados para la web como La Estrella Digital. Internet viene a ser como una ampliación de las dimensiones de nuestra existencia, según la conocíamos hasta hoy. La virtualidad es una ampliación del ser. Un nuevo espacio donde ser, transcurrir e intercambiar ideas. No estar allí es existir un poco menos. La dinámica de la web hace a sus medios más versátiles y capaces de segmentarse en nichos de interés. Allí hay infinitas oportunidades. Es una verdadera revolución ante nuestros ojos.
-Las llamadas nuevas tecnologías, o mejor dicho las tecnologías de la información o la comunicación en un tiempo en el que ya hay una generación digital tendrán cada vez un papel mayor en el ejercicio del periodismo ¿Existe un modo de coexistencia entre las redes sociales, la información instantánea y el periodismo?
La coexistencia es un hecho, pero hay que adaptar los rigores del periodismo a un mundo horizontal. En un mundo donde el rumor convive con la información en el río imparable de la fugacidad, lo veraz deberá revalidarse entre más cizaña. Y ese caos amplificado por la multiplicidad de mensajes requerirá más que antes la intermediación para llegar a alguna instancia de comprensión. Lo que cambia es la forma de fidelizar a nuestras audiencias. El estancamiento o la falta de reflejos ante la realidad se vuelven factores imperdonables ante un público hiperactivo e “hiperestimulado”.
-El cambio de Era es un hecho que no percibimos porque estamos inmersos en él, del mismo modo que Leonardo no tenía conciencia de ser renacentista ¿El nuevo modelo de relaciones sociales en las redes establecerá nuevos paradigmas de comunicación, creará nuevas formas de conocimiento, cambiará nuestra forma de concebir el liderazgo, facilitará nuevas formas de organización social, transversal, multinacional o global?
Los fenómenos como la "primavera árabe" o la ola de indignados han llenado plazas que la política creía imposible
Las redes sociales nos ponen en pie de igualdad. El famoso "mundo plano" perfora jerarquías y rompe con el tiempo y el espacio. Los fenómenos como la "primavera árabe" o la ola de indignados en Europa han llenado plazas que la política creía imposible. Lo que ha cambiado es que han tenido forma de asociarse rápidamente para hacerse escuchar y han compartido motivos contundentes como el desempleo joven, el rechazo a los ajustes o el reclamo por más democracia. Es una instancia más expeditiva de la libertad pero sigue necesitando ser encauzada con los tiempos reales que no son los de la virtualidad. El sistema todo será influenciado por esta nueva instancia de participación social. Un ágora inquieta y abierta las 24 horas que cada vez es más consciente de su poder. Hasta la impenetrable China ahora promete gobernar sin dar la espalda al pueblo porque internet ha agrietado los muros de la censura. Esto generará mayores esfuerzos para lograr legitimidad y los sistemas deberán ajustarse a la horizontalidad funcional. Esta revolución ya está afectando de hecho a los medios de producción y reconvirtiendo fuentes de trabajo de manera más acelerada de la que las sociedades pueden asimilar. Serán urgentes las respuestas educativas para evitar esa sangría.
-Para acercar a los jóvenes al consumo de información no sólo habrá que experimentar en sus canales sino también en sus códigos, en su lenguaje, en la forma en la que ellos interpretan el uso de la comunicación. ¿Qué opinas?
Debemos ser capaces de aprender de los jóvenes
Creo que ante todo debemos ser capaces de aprender de los jóvenes. Ellos saben más que nosotros de este nuevo mundo por su capacidad intuitiva y por haber nacido en él. Mientras nosotros procesamos los cambios y la perplejidad de los cambios, ellos los toman como su medio natural. Y hay una noticia maravillosa: podemos convivir en su mismo hábitat, que son las redes sociales. Pero cuántos adultos y a veces muy importantes aún se niegan a tener un correo electrónico.
-¿Será la incursión de estas herramientas – los smartphones, las redes sociales, las tabletas, etc.- el verdadero fin de la historia, que proclamaba aquel funcionario de Washington cuando cayó el Muro de Berlín?
La historia siempre está empezando. Con cada nueva generación que la vive como exclusiva. Lo que la distingue es tal vez esa orilla que separa a los que buscan oprimir de los que buscan liberar. La generación de la información es una gran aliada de éstos últimos. Tal vez la próxima estatua de la libertad no sea una mujer con antorcha sino un joven con celular como dice el analista argentino Gustavo Jalife.
-Las realidades son múltiples en la era/sociedad de la información: la tecnología nos acerca al conocimiento y al mismo tiempo virtualiza nuestra relación con él: tú eres una apasionada de las letras y del teatro ¿matarán definitivamente las redes sociales y las tabletas al cine, al teatro y al libro como la canción decía que el vídeo había matado a la radio? ¿Llegó alguna vez a ocurrir eso?
Son lenguajes distintos. Es claro que la TV apabulló a la radio pero no le quitó su público. Lo que hizo fue sumar a una masa superior en lo cuantitativo. Ahora internet amenaza a ambas pero no para eliminarlas sino para multiplicarlas. Es curioso, mi experiencia como periodista y actriz me hace sentir que la web permite vivir dos veces la experiencia porque permite compartir la experiencia. El que escucha radio, comunica lo que escucha, el que ve televisión comenta lo que ve, el que va al teatro saca una foto. En la red lo vive dos veces. En el caso de los libros el ejemplo es grandioso. Ahora con los e-books se lee más que antes y circulan o se recuperan frases, autores y ediciones que se habrían perdido en un archivo sin la oportunidad de publicación online.
-Las nuevas generaciones disfrutan con herramientas de ocio sofisticadas que apenas permiten una creatividad funcional. Mi generación creció conviviendo con la televisión y el libro, pero ahora la amenaza latente se muestra con más transparencia ¿Podrá Hamlet con Mario Bross? Crecerán los niños sin llegar a comprender el significado de la literatura más allá de la parte formal de conflicto que presenta la reflexión que hay en el trasfondo de una obra shakesperiana, por ejemplo?
Internet nos da ese "Aleph" o punto por donde pasan todos los puntos
La nueva vida desafía la concentración necesaria para lo intelectual pero al mismo tiempo duplica la oportunidad de llegar a más gente con buenos contenidos. En Buenos Aires movilizamos el Festival Shakespeare con Twitter y las redes sociales y fue todo un éxito. Los internautas tienen una vida y están ávidos de encontrar oportunidades para vivirla sin equivocarse. Esa selectividad está ahí en la red al alcance del clic. Y las materias humanas siguen siendo las mismas que supieron plasmar Sófocles, Shakespeare o Calderón. Borgianamente, internet nos da ese "Aleph" o punto por donde pasan todos los puntos. Pero aún sentimos, amamos, lloramos, soñamos. Y vaya si la vida es sueño.
-Háblanos de literatura ¿Qué lees? En España siempre volvemos la vista a la generación del boom latinoamericano ¿cuál es tu relación intelectual con él?
Soy lectora de clásicos y mi tendencia es más universalista. Borges es mi referente argentino y latinoamericano y su mirada fue siempre más universal. Gabriel García Márquez es otro faro de las letras donde he encontrado inspiración tanto en lo literario como en lo periodístico pero no soy la persona indicada para abarcar desde la crítica, el fenómeno latinoamericano. En estos años me he dedicado al estudio de la literatura inglesa y especialmente a Shakespeare. Escribo poesía y dedico todas las horas que puedo a la lectura. Es sin dudas una forma de la felicidad. Como dice el maestro Harold Bloom, la literatura es una forma de vida. Las palabras nos constituyen y nos habitan. Como dice Borges, antes que la luz, estuvo la palabra luz. Somos los libros que leemos de alguna manera. Y como le dice Dante a Virgilio en el Infierno, podemos decirles a nuestros escritores de cabecera "tú eres mi maestro y eres mi autor". Nuestros escritores también nos escriben.
-Cristina, en España padecemos una crisis feroz que muestra sus rostros más dramáticos en el empobrecimiento de una clase media en la derrota de una clase trabajadora excluida ¿Hay esperanza en el futuro? ¿Es posible concebir una sociedad tan tecnificada con poblaciones tan grandes y complejas en las que parece no haber sitio para todos?
Hay que hacer una revolución educativa sin castrar las identidades ni las tradiciones
Este es el drama y la oportunidad del presente. Habrá que reinventar el fuego como decía Camus. La tecnología es una gran generadora de riqueza como una implacable maquinaria de selección natural. Si pudiera planear, diría que hay que hacer una revolución educativa sin castrar las identidades ni las tradiciones pero tampoco las nuevas energías. En este mismo mundo hay millones de personas que aun viven en la era preindustrial y deben ser incluidas, mientras otras están cerca de la “teletransportación”. La especie ha sido sabia pero no siempre ha sido humana. En cada nueva fase tecnológica el desafío sigue siendo humanizar la tecnología. Si hemos llegado hasta aquí deberemos abrir el camino para la igualdad de oportunidades en una escala más sofisticada.
-¿Cómo está Argentina? Muéstranos en unas palabras tu visión de tu país.
Creo que me cuesta menos hablar del mundo que de Argentina. Es un país maravilloso pero pendular al extremo, que se sacude entre crisis y resurgimientos. Estamos aprendiendo a vivir en democracia (la democracia siempre se aprende) pero con los dolores de una profunda división social que requiere en forma urgente recuperar canales de diálogo y convivencia. Creo profundamente en la capacidad de nuestra sociedad para defender los valores democráticos y resolver esta encrucijada dentro de los postulados del estado de derecho.