viernes, 3 de febrero de 2012

TORTURARON A SU PROPIA TROPA


LA CORTE SUPREMA DECIDIRÁ SI VAN A JUICIO 80 MILITARES POR COMETER VEJÁMENES CONTRA SU PROPIA TROPA
Malvinas: la buena memoria

Por Matías Garfunkel

A 30 años de aquella aventura delirante, son ahora el primer ministro inglés David Cameron y su canciller William Hague, los que se empeñan en resucitar ese patrioterismo perimido, para tapar la peor crisis económica y política desde la Segunda Guerra Mundial por la que atraviesa el Reino Unido. La megacausa por violación a los Derechos Humanos durante la guerra. El 2012: un año entero dedicado a las islas.


Malvinas y la circularidad de su historia resultan asombrosas y aleccionadoras. En enero de 1982, en un verano tan agobiante como el presente, un grupo de militares “iluminados” trabajaba en secreto en un plan, al que imaginaron como el único escape posible frente al descrédito en que se veía sumida la dictadura en su fin inevitable: invadir las Islas Malvinas. Y con eso, dar un golpe propagandístico y patriótico.
Con el apoyo de los grandes diarios del momento, Clarín, La Nación y La Razón, los militares comenzaron a orquestar una campaña propagandística sobre la importancia de recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas. Fue Crónica el único diario importante de la época que se opuso, y terminó siendo cerrado por los nefastos comandantes en jefe de la dictadura. Con un presidente de facto, megalómano y alcohólico, buscaron dar un golpe de efecto, apelando al chauvinismo más rancio. El resultado es conocido por los 40 millones de argentinos y el resto del mundo: 649 soldados argentinos muertos –la gran mayoría de ellos soldados sin experiencia ni equipamiento adecuado– y 258 soldados británicos arrojaron como resultado una catastrófica derrota militar a manos de las tropas del Reino Unido.
A 30 años de aquella aventura delirante, son ahora el primer ministro inglés David Cameron y su canciller William Hague, los que se empeñan en resucitar ese patrioterismo perimido, para tapar la peor crisis económica y política desde la Segunda Guerra Mundial por la que atraviesa el Reino Unido y en especial Inglaterra.
La actual manera de actuar por parte de Gran Bretaña en relación con las Islas Malvinas, me hace acordar a la ceguera con la que Galtieri y Benjamín Menéndez se manejaban con el pueblo argentino hace casi 30 años.
Principio básico de la política: resucitemos un viejo patriotismo para tapar la realidad política actual.
Mientras el Reino Unido atraviesa una de sus peores crisis económicas y políticas desde la Segunda Guerra Mundial, su primer ministro, David Cameron, y su canciller William Hague, emprendieron un camino similar al que optó en su momento el general Galtieri: distraer a la opinión pública de los problemas domésticos y agitar viejos demonios. No sólo verborragicamente en el Parlamento inglés, sino enviando tropas y buques de guerra a la zona de las Malvinas.
La realidad, sin embargo, es que ningún gobierno en la historia de la Argentina hizo más por los Derechos Humanos que lo que ha hecho Cristina Fernández de Kirchner en sus poco más de cuatro años de mandato. Ningún otro presidente hizo más por recuperar la soberanía de las Islas Malvinas mediante el reclamo en la sede de Naciones Unidas y en forma pacífica.
Mientras la Argentina crece a pasos similares a la economía china y la de los países del BRIC, el Reino Unido está entrando en una crisis económica similar a la que tuvo que atravesar el desastroso gobierno de la Alianza, que dejó más de 30 muertos en la Plaza de Mayo a finales de diciembre de 2001 y un país altamente endeudado.
Los llamados think tanks dicen que Inglaterra ya entró en recesión, y que la confianza de los ciudadanos ingleses en general está severamente dañada. Mientras el Producto Bruto argentino crece, el inglés se achica. Mientras el desempleo en la Argentina está cercano a su mínimo histórico, lo contrario sucede en Europa y en Inglaterra, donde el desempleo está creciendo a pasos agigantados.
Hasta el mismísimo experto en economía de la BBC de Londres ha admitido que el Reino Unido se encuentra “técnicamente en recesión”. No sólo por sus propios problemas domésticos, sino también aquejado por los problemas que atraviesa la Eurozona.
Los analistas de los principales bancos temen que la situación continúe empeorando en el Viejo Continente hasta bien entrado 2014.
Ya que de colonialismo se trata y se nos acusa, son los propios economistas ingleses quienes entienden que la solución para ellos no está ni en Inglaterra ni en los países de la Eurozona, sino más bien en encontrar nuevos mercados. Tal vez por eso, la desesperación con la que los ingleses miran hacia Brasil y China en las últimas semanas.
Con las últimas cifras en mano, más de un millón de personas menores de 25 años se encuentran actualmente desempleadas en Inglaterra y los recortes a la educación han sido una constante en la política económica del primer ministro Cameron. Mientras Inglaterra disminuye su inversión en educación y ciencia, la Argentina, por el contrario, las aumenta a su máximo histórico en relación a sus respectivos PBI.
Sería caer en el ridículo de la retórica y el absurdo que alguien pueda imaginarse a la Argentina como un país colonialista. Reclamar, por vía diplomática la soberanía sobre las Islas Malvinas dista muchísimo de “colonialismo”, en especial en palabras de un primer ministro que pertenece al país con mayor cantidad de colonias en la historia contemporánea. Una de dos: o Cameron tiene un grave problema económico y político interno y quiere distraer a la opinión pública al mejor estilo del dictador Galtieri, o simplemente perdió todo sentido de la realidad y noción del valor de las palabras, y el juicio a la razón.
Cristina Fernández dista mucho de ser una persona agresiva y una dama de hierro como la quieren pintar los medios británicos, al mejor estilo Margaret Thatcher. Más bien todo lo contrario. Es una presidenta con los valores bien firmes, los pies sobre la tierra, la cabeza fría y el corazón caliente. Una presidenta que no se deja intimidar por las potencias dominantes, ni vende la patria al mejor estilo presidencialista argentino de los años noventa.
A diferencia de Gran Bretaña, la Argentina no es una nación bélica, sino todo lo contrario. Somos una nación sufrida con más de 30 mil desaparecidos a manos de nuestras propias Fuerzas Armadas y una guerra a cuestas, donde algunos ex oficiales y suboficiales del Ejército torturaron a sus propios soldados.
Dejando de lado la desafortunada guerra por las Islas Malvinas, que fue más una consecuencia de un jefe de Estado sin apoyo público, dictador y borracho, la última guerra que había tenido la Argentina fue la de la Triple Alianza con Uruguay y Brasil contra Paraguay, en la cual los vencedores no colonizaron a los vencidos.
Caso contrario es el del Reino Unido, que se caracterizó desde comienzos del año 1600 por conquistar y colonizar distintos puntos del planeta.
La colonización de los EE UU a manos inglesas fue a principios del siglo XVII. No nos olvidemos que la Corona Británica, llegó a colonizar para mediados de 1920 un cuarto de la Tierra, en regiones tan aisladas y dispersas, que van desde África, Asia, América, el Caribe, la India, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Palestina y la Antártida, eso sin mencionar los viejos intentos que hicieron los ingleses por ocupar Buenos Aires, con dos intentos fallidos en 1806 y 1807.
¿Qué tan desafortunado sería decir que Cristina Fernández quiere mediante el diálogo, llegar a ver unas Islas Malvinas libres de más de 180 años de ocupación inglesa? ¿Es acaso ello ser colonialista?
O mejor dicho, ¿no está Cameron actuando como lo hizo en su momento Galtieri? Se ve que para los gobernantes ingleses, ya que no se puede acusar a todo un pueblo por los dichos de sus gobernantes, hay dos maneras de encarar los procesos de libertad en los países: o sentados en una mesa de negociación como lo hicieron con China, cuando se trató de devolverles Hong Kong, o como pretenden hacerla quedar a Cristina Fernández en relación con las Malvinas.
El otro problema que enfrenta Cameron en relación conlas Islas Malvinas, y al que no se hace mención, es que dejaría el antecedente para que España, con justa razón, reclame Gibraltar, en pleno suelo español, que también esta colonizada hace siglos por los ingleses y es la entrada vía marítima por Mediterráneo a Europa y África.
Creo yo que la actitud soberbia y absurda del gobierno inglés, en este caso en particular, roza el ridículo al acusar en el Parlamento inglés a una mandataria reelecta con más del 54% de los votos y quien más hizo por los Derechos Humanos y la pacificación nacional, y por rescatar la memoria argentina que ningún otro presidente en la historia de nuestro país.
¿Acaso Inglaterra, que siempre se jactó de ser un país desarrollado y en el cual se permite el disenso y la pluralidad ideológica y el respeto a los Derechos Humanos ,puede venir a decir que la Argentina es un país colonialista?
En reiteradas ocasiones, es la Argentina y sus socios en el Mercosur quienes vienen sosteniendo en la sede de Naciones Unidas que la única salida al conflicto es por la vía diplomática y no mediante el uso de la fuerza, que los ingleses bien llevan en sus venas.
No nos olvidemos que nosotros somos un pueblo pacifista, pero en cambio ellos son un pueblo que, por lo menos en los últimos 30 años, tuvo por lo menos tres guerras diferentes. Más que las que tuvo la Argentina en sus más de 200 años de historia.
Que un presidente pida dialogar sobre un determinado tema, en las relaciones bilaterales, lo celebro con salud y muestra de grandeza de todo un pueblo. Y que Estados Unidos, histórico socio estratégico de Inglaterra, diga que la única salida es mediante el diálogo bilateral, ya de por sí es un gran triunfo argentino.
Que un primer ministro tome dichas palabras y acuse de “colonialismo” a un país, borrando casi cinco siglos de historia de su propio país, lo veo casi como un acto de demencia o de desesperación propagandística.
Las declaraciones de defensa de las islas de Cameron me hicieron recordar a las de Galtieri, cuando salía en cadena nacional diciendo de manera prepotente y atropellada que “manden al principito” a las Islas Malvinas. Cosa que los ingleses terminaron haciendo, y la epopeya del dictador duro apenas tres meses. Así como la ceguera de Galtieri y Luciano Benjamín Menéndez fue absoluta en 1982, la ceguera de Cameron roza el absurdo.
Dentro de tantos vaivenes políticos, periodísticos, informativos e ideológicos, no sólo están los dichos y hechos de los personajes públicos sobre los que se escriben las noticias, sino que por debajo de ellos subyacen otras personas, no menos temibles por sus actos, pero que el común colectivo de la sociedad tiende a olvidar, a pesar de que recaen sobre algunos de ellos fuertes denuncias de crímenes de lesa humanidad y torturas.
En diversos medios de comunicación se esconden todavía personajes que tuvieron una actitud vergonzosa y vergonzante durante el conflicto de Malvinas.
Hay quienes aplaudieron a los militares y ahora reciclados en demócratas, condenan la guerra, pero los hay peores, los que participaron activamente en la violación a los Derechos Humanos de los soldados y hoy se han travestido en defensores del orgullo malvinense.
En la causa en la que se investigan los casos de tortura hay más de 120 denuncias de soldados argentinos que arriesgaron sus vidas para que las Islas Malvinas sean argentinas. Creyeron en lo que estaban haciendo y lo hicieron con valentía. Ciento veinte soldados que sufrieron en carne propia los estaqueos, vejámenes y torturas perpetradas por sus propios jefes, además del silencio cómplice de periodistas y comunicadores sociales.
Me siento orgulloso de las investigaciones que Tiempo Argentino viene llevando adelante para desenmascarar a estos espectros del pasado
Una vez más, ratifico el inmenso placer que siento al formar parte de un grupo periodístico de investigación serio y responsable, sin sangre derramada sobre sus manos. Sin crímenes de lesa humanidad, ni violaciones a los Derechos Humanos, ni construido sobre la base de extorsiones.
Creo que son pocos los grupos editoriales en la Argentina de hoy que podemos caminar con la frente en alto, no sólo por nuestro pasado sino por nuestro presente. Al fin de cuentas, eso es la libertad y por eso es nuestro compromiso con este gobierno.
Como coeditor responsable de un grupo periodístico que hace de la defensa irrestricta de la democracia y los Derechos Humanos, quisiera que este resurgir de la cuestión Malvinas nos permitiera abrir una ventana más al tema, y propiciar el avance de una investigación a fondo de un capítulo nefasto de la guerra de 1982: el de las torturas que sufrieron los soldados argentinos a manos de sus propios jefes, suboficiales y oficiales. Esta mancha negra, muchas veces silenciada o solapada por algunos medios de comunicación nacionales, que haciendo gala de un doble estándar de moral (por un lado pregonando una “malvinización” exacerbada y cercana al patriotismo del que tanto abusaron los militares de la dictadura y por el otro siendo voceros de las políticas “colonialistas” en el amplio sentido del término del Reino Unido y de su mejor aliado, los Estados Unidos) callaron y ocultaron las torturas a jóvenes indefensos de menos de 20 años a manos de sus superiores.
¿Podrá, la relacionista pública Alejandra Rafuls, recientemente contratada por la Embajada del Reino Unido en la Argentina, limpiar la imagen de esa nación y sus cómplices locales en la tortura de soldados argentinos? ¿Podrá esa polémica consultora, quien a su vez es investigada enla justicia por una megacausa de estafa al Banco Mundial, tal como publicó nuestro Semanario Miradas al Sur, con fuertes lazos políticos con un viejo sector del radicalismo, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, ayudar a los británicos a convencer a los argentinos de que las Malvinas son inglesas?
Y para contextualizar aun más y darle un marco positivo al retorno del tema Malvinas a la agenda cotidiana de los medios, quiero anticipar que 2012 será el año de Malvinas para el Grupo Veintitrés.
Así, el debate, la confrontación de ideas, y la investigación periodística, estará especialmente reflejada en foros, conferencias, charlas-debate, jornadas de trabajo y seminarios, que serán promovidos desde cada uno de nuestros medios gráficos y audiovisuales. Porque Malvinas es un sentimiento nacional profundo, el que aspiramos que se convierta, con el paso de los años, en una de las políticas de Estado de una Argentina con crecimiento económico, pero también con justicia y dignidad. Y una búsqueda continua por la verdad y la memoria.

La causa por torturas a soldados en Malvinas llega a la Corte Suprema

La imputación contra los oficiales y suboficiales que comandaron el conflicto es impulsada por el Centro de Ex Combatientes de La Plata, que al igual que al fiscal general ante la Cámara de Casación Penal de la Fiscalía 4, Javier De Luca, presentaron hace pocos días un recurso extraordinario para que el máximo tribunal se haga cargo de la cuestión.
Hace algunas semanas, el 31 de diciembre de 2011, Tiempo Argentino publicó datos acerca de denuncias impulsadas por ex combatientes de Malvinas contra 80 oficiales y suboficiales argentinos, acusados de haber cometido, durante el conflicto bélico distintos vejámenes en perjuicio de soldados de su propia tropa. La nota también informaba acerca del recurso extraordinario presentado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación a finales de diciembre pasado por los querellantes, el Centro de Ex Combatientes (CECIM) de La Plata, para que el máximo tribunal tomara la investigación, luego de que pocos días antes la Sala I de la Cámara de Casación Penal declarara que los delitos denunciados no eran de lesa humanidad, lo que podía significar la prescripción del proceso. Pero el CECIM no fue el único que efectuó un reclamo de esas características. También en los últimos días, Javier De Luca, fiscal general ante la Cámara de Casación Penal –Fiscalía Nº 4– interpuso un recurso en el mismo sentido, por entender que la Sala I “resolvió la argumentación, pero no la parte dispositiva, la que ordena el sobreseimiento” de los acusados, y que “la causa no está terminada”.
Ambas presentaciones ante la Corte Suprema de Justicia tienen una explicación. Aunque la recopilación de denuncias de ex combatientes comenzaron en 2005 y en su momento fueron declaradas imprescriptibles por la jueza federal de Río Grande Lilian Herráez y la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia (integrada por Hebe Lilia Corchuelo de Huberman, Alejandro Ruggero y Mario Reynaldi), la defensa de los imputados logró que la Sala I de la Cámara de Casación Penal no las considerara como de lesa humanidad, y reenvió las actuaciones a los tribunales originales para cambiar su dictamen. Frente a esa situación, los ex soldados y la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, en calidad de pretensos querellantes, también recurrieron a la misma Sala para hacerse escuchar, con el objetivo de que los hechos no prescribieran. Pero en esa oportunidad, los camaristas Raúl Madueño, Juan Edgardo Fégoli y Luis María Cabral no estuvieron tan predispuestos a escuchar la otra campana, y declararon “inadmisible” el recurso de casación solicitado por los damnificados para seguir adelante.
“Por eso yo interpuse mi pedido ante la Corte Suprema –manifestó De Luca a Tiempo Argentino (ver aparte)–, ya que Casación se equivocó al negarle esa posibilidad a los ex combatientes.” De Luca agregó que “la causa penal continúa y los imputados siguen siendo imputados”, ya que “frente a una cuestión federal como esta, es imposible impedir que el máximo tribunal sea el que tenga la última palabra, de una vez y para siempre”.
Los casos de apremios y violaciones a los Derechos Humanos suman aproximadamente 120, e incluyen vejámenes, estaqueos, torturas, simulacros de fusilamiento, castigo físico y presión psicológica.
“La Sala I es el reducto donde están los jueces más retrógrados que hay en la Justicia Federal –manifestó a este diario Ernesto Alonso, secretario de Relaciones Institucionales del Centro de Ex Combatientes de La Plata (CECIM)–, son militantes de la impunidad, y lo siguen ratificando en cada resolución.” La acusación impulsada por el organismo se gestó en 2005, cuando el entonces subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel, se dedicó a reunir horas de filmación, documentos y testimonios de víctimas. En ese momento, los delitos tipificados fueron homicidio, abandono de persona, reducción a la servidumbre, torturas, extorsión, amenazas y privación ilegítima de la libertad.
Una de las primeras voces fue la de Darío Gleriano, que recordó haber sido estaqueado por sus responsables de tropa. Pero después, las denuncias se fueron sumando cada vez más. “Habitualmente (nuestro superior) nos obligaba a ir a un pozo, que nosotros llamábamos ‘El Pozo de los Lamentos’. Ese pozo estaba lleno de agua congelada. Ahí nos ordenaba meter las manos y los pies por más de media hora”, contó Silvio Eduardo Katz, clase 1962. Pablo Perazzo relató que un oficial “sacó un arma, una 9 milímetros, y comenzó a dispararme a los pies”.
A Eduardo José Ortuondo también lo sumergieron en pozos con agua helada, y fue atado en el suelo con las piernas y brazos extendidos. “Un suboficial se paró sobre el arco interno de mis pies –relató–, se puso a saltar sobre ellos y me preguntaba: ‘¿Le duele Ortuondo?’. Yo le respondí: ‘¿Quién es el enemigo, el que está allá o el que está aca?’.”
Orlando Pascua sostuvo ante el Tribunal Federal de Río Grande, a cargo de la jueza Lilian Herráez, que en Malvinas presenció el estaqueamiento de un soldado chaqueño de apellido Ferreyra. Y otro que aportó datos fue el ex conscripto David Zambrino.
Aquellas primeras palabras de Gleriano fueron las que, finalmente, derivaron en esta investigación por torturas ocurridas durante los enfrentamientos en el sur. La causa arrancó gracias a un escrito elevado por el damnificado ante la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, luego remitido a la Fiscalía de Política Criminal de la Procuración General de la Nación. Después, a eso se sumaron denuncias ante instituciones y organismos de Corrientes, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, entre otros lugares. En el Chaco, las declaraciones fueron tomadas y trabajadas por la Comisión Permanente de Asesoramiento Legislativo de Derechos Humanos de esa provincia.<

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