Por Joan Faus
La misión estadounidense en Iraq concluyó ayer tras casi nueve años de presencia militar y muy lejos de sus objetivos iniciales. Las supuestas armas de destrucción masiva que atesoraba el régimen de Sadam Husein nunca existieron e Iraq no ha logrado ni la democracia ni la estabilidad prometida por Occidente. Cientos de miles de iraquíes y casi 4.500 soldados estadounidenses han fallecido en una guerra que le ha costado unos 615.000 millones de euros al Tesoro de EEUU.
Pese a que los últimos soldados estadounidenses abandonaron a primera hora de la mañana Iraq, la salida es menos completa de lo que parece a primera visita. Miles de agentes de seguridad privada seguirán desplegados en el país, trabajando con total libertad gracias al amparo que les otorga la defensa de los intereses estadounidenses.
Unos 5.500 agentes privados vigilarán a partir de ahora la Embajada de EEUU en Bagdad junto a las únicas tropas estadounidenses, 150, que permanecerán en el país, segúnThe Huffington Post.
Pese a que no existen estadísticas concretas, se estima que el número total de agentes supera con creces esta cifra. Según un reciente informe del Instituto por la No Violencia Activa, hay 105 empresas de seguridad en Irak, 89 de ellas son extranjeras, en su mayoría de EEUU, aunque también de Reino Unido, Israel y Emiratos Árabes Unidos.
Tras el repliegue militar, EEUU también aspira a mantener su influencia diplomática en Iraq y su presencia militar en la región.
Los últimos 500 soldados llegaron ayer a Kuwait, 13 días antes de que expirara el repliegue acordado entre Washington y Bagdad. En 2007, en el momento de mayor apogeo de la violencia, EEUU contaba con 170.000 efectivos y 505 bases militares en el país.
El modo en el que concluyó la misión estadounidense contrasta significativamente con la grandilocuencia del inicio de la contienda, cuando el 20 de marzo de 2003 un intenso bombardeo aéreo se cernió sobre el sur de Bagdad, donde se creía que permanecía escondido Sadam. La salida de ayer, en cambio, fue de muy bajo perfil y se mantuvo en secreto para evitar posibles atentados de la insurgencia.
Los últimos soldados estadounidenses en abandonar Iraq no ocultaban su inmensa felicidad aunque muchos de ellos expresaban también dudas ante el frágil devenir que afronta el país árabe.
“Buena parte de mí está feliz. Pasé 31 meses en Irak. Parece que podré tener una vida ahora pese a que es posible que vaya a Afganistán en 2013″, aseguró a Reuters el sargento Steven Schrimer, de 25 años, a quien su mujer le ha pedido el divorcio.
Otros, sin embargo, anticipaban un periodo de dificultades para Iraq. “Hemos invertido mucho tiempo, dinero, sangre y esfuerzo. No sé si habrá sido para mejor o para peor”, dijo Mauricio Moreno.
Algunos de sus compañeros, en cambio, eran mucho más optimistas. “Hemos derrocado a un dictador brutal que mató a cientos de miles de personas. Ahora podéis ver una democracia joven”, proclamó el general Lloyd Austin ante sus tropas. “Es una [sensación] agridulce. Hemos hecho muchas buenas cosas aquí. Hemos visto mucho progreso desde 2003: se han construido escuelas y hospitales, hay agua corriente… La gente tiene una calidad de vida mucho mayor que en 2003″, dijo, por su parte, el sargento Derrick Grabener.
Su visión de la realidad contrasta, sin embargo, con la de muchos iraquíes que se sienten aliviados por el repliegue militar pero que culpan a los estadounidenses de haber avivado la violencia sectaria y de abandonar un país que han dejado destrozado. La calidad de vida tampoco parece haber mejorado significativamente.
“Pensamos en electricidad, trabajo y nuestros problemas diarios. Ellos [EEUU] nos han traído un Gobierno corrupto que no refleja lo que la gente quiere. Ahora se van pero han dejado el caos y la gente iraquí es la que lo sufre”, denuncia un funcionario en Bagdad.
Los habitantes de la capital y de muchas ciudades deben conformarse con constantes cortes de agua y pocas horas de electricidad al día a no ser que tengan sus propios generadores.
Pese a que la violencia ha disminuido desde 2007, la inseguridad sigue sacudiendo el país. Los atentados terroristas, por parte de la insurgencia suní y milicias chiíes, se cobran cada mes unas 350 vidas. El objetivo suelen ser el Gobierno iraquí y las Fuerzas de Seguridad.
El chií Nuri al Maliki encabeza un frágil Ejecutivo de coalición con kurdos y suníes. La rama chií es mayoritaria en el país y estuvo duramente reprimida durante la dictadura del suní Sadam.
Riesgo étnico y sectario
Las tensiones étnicas y sectarias no han hecho más que aflorar desde la caída del régimen en 2003 y pueden crecer aún más tras la salida de EEUU. Los analistas advierten, además, de que el vacío de poder podría ser utilizado por los vecinos más poderosos de Irak: el chií Irán y la suní Arabia Saudí.
La capacidad defensiva es otro de los grandes desafíos a los que se enfrenta ahora el Gobierno iraquí que asegura que podrá contener los ataques de la insurgencia.
Nota al pie del lector Arturo martinez
Según Peter Singer, experto de la Brookings Institution y autor del libro «soldados bajo contrato», hasta 48.000 mercenarios están implicados en operaciones tácticas en el Irak ocupado, un contingente mayor que la suma de todas las fuerzas aliadas con EEUU en el país. De hecho han muerto mas mercenarios que soldados, pero al no pertenecer al ejercito de EEUU no se cuentan , y además tienen la ventaja de que al ser civiles no rinden cuentas ante la justicia militar, ni tan siquiera ante la civil , ya que son CONTRATISTAS ANONIMOS … Son verdaderos ASESINO A SUELDO …. El porque de tantisimos mercenarios trabajando o participando en las guerras de Iraq, Afganista , Libia , que los hubo y no les quepa la menor duda que también los hay en Siria , es que las guerras actuales no se realizan por la defensa de la patria sino mas bien por la de las multinacionales , y por consiguiente ningún país estaría dispuesto a ver morir a miles a sus hijos. De esta manera se contratan ejércitos mercenarios.
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