viernes, 3 de junio de 2011

Julio Godio en el recuerdo

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Julio Godio en el recuerdo
Por Torcuato Di Tella

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Mi primer contacto con Julio Godio fue al leer un trabajo suyo sobre la Semana Trágica de 1919. En ella, luego de una huelga fuertemente reprimida, una pueblada de protesta, movilizada especialmente por los anarquistas, fue enfrentada por la policía (y por grupos civiles de derecha) con varios cientos de muertos. Su interpretación era muy “revolucionaria”, como viniendo de una persona de orientaciones que podrían algo vagamente ser llamadas trotskistas. Yo no coincidía con su planteo, porque me pareció demasiado voluntarista, y poco realista acerca de las posibles evoluciones de ese episodio, pero aprecié su documentación.
Luego, cuando residí un año en Brasil, en 1968, lo conocí personalmente, y lo noté ya evolucionado hacia versiones más reformistas de sus ideas socialistas. Tuvimos oportunidad de conversar largamente, encontrando fuertes convergencias. Él se había exiliado en Venezuela, donde estableció sólidas conexiones con el sindicalismo de ese país, y con Acción Democrática, partido con raíces en aquel entonces claramente nacionales y populares, y ligado a la Internacional Socialista.
Julio se convirtió en hombre clave de esta organización, trabajando para algunos de sus institutos de investigación y de periodismo. El resultado fueron varios volúmenes sobre el sindicalismo venezolano y el latinoamericano, que son referencia obligada para quienes quieren profundizar ese tema.
Lo empecé a ver más desde entonces, sobre todo cuando volvió a la Argentina. Lo noté empeñado en “entender” al peronismo y acercándose valorativamente a éste, sin perder, claro está, su enfoque crítico e independiente. Estaba relacionado con el Partido Socialista Popular que, en esos tiempos, bajo la conducción de Guillermo Estévez Boero, trazaba una línea de acción que lo llevó en 1983 a comprometerse y votar, en segunda vuelta, por el Justicialismo.
Su vinculación con el mundo del trabajo y de la seguridad social la canalizó en una institución que dirigió, y que funcionó como una especie de think tank para canalizar sus convicciones y sus actividades profesionales.
En estos últimos años nuestras posiciones se fueron acercando cada vez más.
Hacia el 2004 lanzó una nueva agrupación política, la Iniciativa Socialista, independiente del partido, aunque ligada a algunos de sus sectores internos, a la cual yo también adherí. La particularidad de este grupo fue su apoyo, desde una ubicación independiente, al proyecto de transformación nacional iniciado por un sector justicialista renovador, liderado por Néstor y Cristina Kirchner.
Julio Godio fue por mucho tiempo un hombre de la Internacional Socialista, y siempre procuró acercarla a los nacionalismos populares del área, algunos de los cuales ya estaban afiliados, como el aprismo peruano y el varguismo de izquierda brasileño de Leonel Brizola.
Ésta es la tarea que, de haber vivido, quizás podría haber llegado a buen término en el ámbito argentino. No es un objetivo fácil de plantear, porque no hay demasiados deseos, en ambos lados, de encontrar una convergencia. Godio, con muchos buenos contactos en el sindicalismo argentino, sin duda habría ayudado a que ese encuentro se acercara.
Pero las fuerzas que cambian la historia se incuban en estratos más profundos de la realidad social, y no dependen de las voluntades de los individuos, aunque se expresen a través de ellas.
Te vamos a extrañar, Julio, y ojalá el vacío que dejás sea ocupado por otros luchadores de tu calibre.

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