Fue quien invitó a Guevara a recorrer en moto la travesía que despertó la conciencia política del revolucionario. Falleció en La Habana a los 88 años. Las cenizas serán esparcidas en Cuba, en Venezuela y en la Argentina.
El famoso viaje en moto de Ernesto “Che” Guevara por América Latina fue, en realidad, el de su amigo cordobés Alberto Granado Jiménez, dueño del vehículo y quien, desde chico, planeaba recorrer el mundo. “Después me di cuenta que conocer el mundo era mucho. Como los argentinos teníamos una tendencia europea, surgió la idea de conocer América Latina”, explicaba el amigo del Che, que ayer, tras 88 años vividos, falleció en La Habana, Cuba, donde vivió los últimos 50 años. Él escribió el libro Con el Che por Sudamérica, que inspiró la película Diarios de Motocicleta (a Granado lo interpretó Rodrigo de la Serna).
Nació el 8 de agosto de 1922, en Hernando, y se recibió de farmacéutico y bioquímico. Amigo de la infancia del Che, lo invitó al viaje que despertó la conciencia política de Guevara. “Nuestra divisa era la improvisación -decía Granado-. Estuvimos en Miramar y Villa Gesell, para que yo conociera el mar, atravesamos la Cordillera, recorrimos Chile y empezamos a impactarnos con la explotación extranjera.” Era 1952, Granado tenía 29 años y el Che, 23. Fueron nueve meses a bordo de La Poderosa, hasta que se separaron en Venezuela, donde Granado se quedó al conocer a Delia, su mujer. En 1960, tras el triunfo de la Revolución, el Che lo invitó a Cuba y él se fue con la familia. Su compañero fue asesinado en Bolivia en 1967 y Granado constató la noticia al ver que el de la foto tenía los brazos tan delgados como los de su amigo. “Le estoy agradecido, porque me obliga a ser mejor de lo que yo soy”, dijo del Che.
“El petiso”, como lo llamaba Guevara, fundó la Escuela de Medicina de Santiago de Cuba y el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria. Desde que escribió el libro, “dedicó su vida a difundir la trayectoria de su amigo”, detalló a Tiempo Argentino el periodista Diego Vidal, amigo de Granado y autor de Ernesto Che Guevara, un viaje definitivo, quien recuerda el buen humor de Granado: “La última vez que vino a la Argentina, en 2008, eran las dos de la mañana y el viejo todavía estaba cantando tangos”, contó.
Granado fue velado casi tres horas en una funeraria de La Habana y los restos, cremados. Como había pedido, las cenizas serán esparcidas en la Argentina, Cuba y Venezuela. En 2009 dijo: “No siempre estar en contra de los hechos es revolucionario. Hay que estar en contra de lo mal hecho, seguir luchando como sea necesario. No es una utopía creer en un mundo mejor.”
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