domingo, 19 de diciembre de 2010

F I R M E N I C H o el Pepe


Terminé de leer la biografía "no autorizada"de Mario Eduardo Firmenich(1948), quizás a muchos no les dice nada, a otros en cambio les trae recuerdos encontrados.Eran las tres de la mañana, llevaba varios días en el intento de acabar con el libro y me puse a la tarea al terminar el gran partido del Barça.
Para los que no saben quién fue, la situación se aclara al decirles que dirigió a los Montoneros, una organización guerrillera argentina, a la que todavía siguen confundiendo en el mundo con los Tupamaros.
Este año que termina -2010-se ha publicado en Buenos Aires, un libro sobre su vida, que aún sigue.
Parece que el misterio envuelve su quehacer, pero es todo más simple, vive en Cataluña(España) y da clases de teoría económica en la Universidad Autónoma.Tiene un correo electrónico que suele contestar escuetamente y viaja de vez en cuando a su país natal(que es el mío), la Argentina.
El libro lo han escrito dos periodistas y desde el punto de vista literario, es intrascendente, no resiste una crítica. Vamos, que ni vale la pena en molestarse.
Va y viene de unos años a otros en forma incoherente y el lector, si no es argentino, se queda a dos velas.
Me imagino que los autores no tenían pretensiones, el personaje si las tuvo.
Como cualquier persona que se acerca a la política, el olor al poder lo atrae.
Tanto que haya sido o sea un simple militante barrial, un presidente de comunidad de vecinos, un aparato partidario o un guerrillero que se juega la vida con un arma, allí está el deseo de trascender más allá de la muerte, que se lo recuerde, no desaparecer y terminar siendo un bronce en una plaza o el nombre de un Hospital , una escuela o una simple calle de un pueblo perdido, donde en general, nació.
Muy pocos llegan a ser Alejandro, Julio César, Buda, Napoleón o Aníbal. El 99,9 % de los que pasan por la política no resisten una generación y terminan como "Ringo"Bonavena...
Para eso uno se mete en política, por dinero como decía aquel dirigente valenciano conservador, por las mujeres, como lo demostró Kennedy o Clinton o dando como excusa altruista que "lo hace por el bien del país", cosa que hoy, ya no cree nadie.
No se si la "biografía NO autorizada" se hizo así, sin permiso de la "víctima" , o si al final le dieron una copia de ordenador--ya nadie hace manuscritos--y él susodicho les dijo, sin mucha convicción: VALE.
Mientras leía el libro me invadía una sensación de profunda tristeza, me daba lástima el personaje, lo que dicen los yanquis, la vida de un "looser", un perdedor nato, alguien que no se sabe donde está, porque llegó y como se mantiene, aunque al final no es difícil darse cuenta que la caída será estrepitosa.
Fui fundador con un montón de amigos, de uno de los tantos grupos de lucha armada que hubo en los años '60 en Argentina, solo sabíamos, después de "estudiar" en Cuba (y en mi caso haber sido oficial del Ejército Argentino salido del Liceo Militar San Martín --52 al 56--y de haber hecho seis meses en la Academia Frunze -1962-de la extinta URSS), solo sabíamos, repito, que eramos parte de un proyecto que dirigía el Ché, la columna argentina de un futuro Ejercito de Liberación Nacional,el ELN.
Así que no conocí a Firmenich , ni fui parte de Montoneros, entre muchas razones porque nunca fui peronista y pude leer el libro sin pasión, pude sentir lástima porque tuvo a su primera hija con una grave minusvalía, como yo tengo una y se lo que sufrimos, y cuando hablan de la "negrita", su compañera, se ve que es tan poca cosa y ha sufrido tanto pariendo cinco hijos como buena católica que ya vas teniendo por el cuerpo como "una cosa".
Así que a las seis sin poder dormir te levantás y te ponés a escribir.
Y pensás:
pobre tipo.
Me dio lástima, mucha lástima, soy médico, médico de URGENCIAS y solo me vino a la memoria el llanto del conductor borracho de aquel autobús escolar que chocó contra un camión y mató a 15 niños.
--No se que pasó, no me di cuenta, no quería hacerlo,yo no tuve la culpa...
No paraba de lamentarse y supongo que nunca terminará de sentirlo.
Mientras pienso que a lo mejor, yo podía haber sido él.
Quién se lo iba a decir haciendo la V de la victoria en la foto y con esa mirada tan triste como diciendo "pobre de mi".




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