sábado, 7 de agosto de 2010
EL DIGNO HIJO DE MAURICIO
Carlos "Tomás" Goldemberg, 24 años a mil
Carlitos Goldemberg nació en septiembre del 52, tercer hijo de cuatro de una típica familia judía progresista, al punto que su padre Mauricio, famoso psiquiatra que fundó el servicio en el Policlínico de Lanús, donde se formaron tantos brillantes profesionales, era simpatizante del Partido Comunista. Una familia donde la discusión política formaba parte central de la sobremesa, tendencia que se profundizó cuando Isabel, la hermana mayor se puso de novia con su preceptor en el Colegio Nacional de Buenos Aires, un brillante hijo de un exiliado paraguayo, estudiante de Filosofía que había pasado por la Sorbona y sido discípulo de Althusser, llamado Carlos Olmedo.
Carlitos estaba en segundo año también en el Nacional de Buenos Aires cuando Olmedo, que trabajaba para el servicio de Psiquiatría contactando líderes villeros y barriales para propagandizar el carácter gratuito del servicio, y que se había ido del Partido Comunista por la oposición de este a desarrollar la lucha armada, tomó contacto con otro psiquiatra, Antonio Caparrós, padre del escritor Martín, que había recibido nada menos que de Fidel Castro la misión de formar en la Argentina una fuerza que sirviera de retaguardia para la guerrilla del Che en Bolivia, para lo cual se unieron a otros conocidos militantes que habían abandonado al PC: Roberto Quieto y Marcos Osatinsky, que habían empezado a formar las primeras células, a una de ellas, más periférica por la corta edad de sus integrantes y comandada por María Angélica Sabelli, se integraron Carlitos y su íntimo amigo Sergio Berlín junto Mini Viñas y Claudia Urondo, hijas de los escritores David Viñas y Paco Urondo.
La muerte del Che significó un brusco cambio de planes, después de meses de discusión decidieron establecer una columna guerrillera urbana aliada al Movimiento de la Resistencia Peronista
Primero se dedicaron a leer los clásicos del marxismo y de las guerras de liberación, y su primera participación en un hecho militar fue hacer la inteligencia sobre el Minimax de Echeverría y Cuba en el barrio de Belgrano, como Carlitos y Claudia eran novios, se dedicaban a besarse durante horas, mientras anotaban todo lo que sirviera para el que después sería la primera acción de la que ya se llamaba "Fuerzas Armadas Revolucionarias" (FAR) la quema de trece supermercados de esa cadena, propiedad de Nelson Rockefeller, para protestar contra la visita de este al país.
Cuando Carlitos, que era flaco, alto y de ojos verdes, muy simpático y entrador, pero que cuando se ponía nervioso lo atacaban una serie de tics, por lo que lo llamaban "Semáforo descompuesto", estaba en tercer año, recibió de la petisa Sabelli otra misión, que realizó junto a su amigo Sergio, averiguar todo lo concerniente a los movimientos en el pueblo de Garín, y el día que las FAR hicieron su resonante irrupción en el escenario de la guerrilla copando dicho lugar, fue la primera acción que firmaron, la participación de este chico que no había cumplido los 18 años fue hacerse pasar por pescador en el arroyo Escobar junto a una médica y un auto, como posta sanitaria para el caso que hubiera que trasladar a algún combatiente herido.
Poco después Carlos Olmedo moría en el "Combate de Ferreyra", en Córdoba en noviembre del 71; ese golpe terrible se repetiría cuando en febrero del 72 cayó presa y fue bárbaramente torturada en la comisaría de Villa Martelli la Petisa Sabelli, mientras tanto la célula se dedicaba a acciones menores como robo de autos y desarme de policías, la caída de su responsable significó un doble choque, la cercanía siempre temible de la represión y la muerte, y que su novia lo abandonara al enamorarse de su nuevo responsable, el Jote Concurat.
En abril cayó junto a Sergio Berlín al ir a levantar un auto a La Plata, pero la falta de antecedentes, el hecho de estar desarmados y las vinculaciones de sus padres lograron que zafaran a los 15 días, pero los padres, después les propusieron mandarlos a Chile a estudiar el proceso presidido por Allende y, de paso alejarlos del peligro, pero la comandancia de las FAR se enteró y amenazó a los padres con considerarlos enemigos, incluso ajusticiarlos; para colmo Liliana, hermana menor de Carlitos y también militante, abandonó a su novio Sergio para juntarse con el Pelado Diego, que fue el que amenazó de esa ridícula manera a los padres, y que estaba casado, tenía un hijo y esperaba otro, los tres se fueron de sus casas y pasaron a la clandestinidad. Muy pronto la policía allanó, robó y destrozó la vivienda de la familia Goldenberg; Carlitos y Sergio, abandonados por sus novias, se fueron a vivir juntos a un departamento en Oro y Cerviño.
En Agosto del 72 Carlitos pasó a ser famoso, a salir en todos los diarios incluso del mundo, ya que fue el que manejaba el Falcon donde escaparon del Penal de Rawson los jefes de la guerrilla, entre ellos Quieto y Osatinsky, jefes de las FAR, la operación contemplaba la liberación de todos los presos de las organizaciones armadas, entre ellos la Petisa Sabelli, pero el plan falló y posteriormente fue fusilada en los hechos de Trelew junto a otros 18 guerrilleros. Carlitos la vio cuando entró al Penal y pudieron darse un corto y último abrazo con quien fue su primera responsable política.
Luego viajó junto a los comandantes al Chile del Chicho Allende en un avión copado militarmente, y de allí viajaron a Cuba, donde recibió instrucción militar de primera calidad, entre ellas la capacidad de operar como buzo táctico.
Cuando se produjo la victoria electoral del Frejuli y la amnistía de Cámpora a todos los presos políticos, Goldenberg ya había regresado clandestinamente al país, después de haber vivido tantas experiencias fuertes, tenía sólo 20 años, y la Organización, dedicada a abrir frentes legales de trabajo barrial lo había destinado a José C. Paz, a la Unidad Básica "Facundo Quiroga" de la J.P., que quedaba frente a la estación, allí llevó a Sergio, que había estado un año preso en Rawson, y que tenía nueva novia, esta vez prima de los Goldenberg, Mercedes Depino.
Los tormentosos y vertiginosos momentos políticos que ocurrieron en aquel año 73, asunción y renuncia de Cámpora, masacre de Ezeiza, triunfo de la fórmula Perón-Perón y lenta separación de la Tendencia Revolucionaria (La erre, como se conocía a las FAR se habían fusionado con los Montoneros) de las preferencias del General, una vez llegado al poder, Carlitos los pasó militando en General Sarmiento como militante profesional. Como la Organización no había desarmado su estructura militar clandestina, a él le tocaba adiestrar a los militantes más nuevos, con los que continuaba ejecutando acciones menores como apretadas a policías para quitarles el arma y robo de autos. Como su mujer, Mini Viñas, militaba en una zona obrera de Moreno, insistió en ir a vivir allá, por lo que Carlitos salía a la hora en que todos los vecinos lo hacían para ir a las fábricas, pero se iba a tomar unos mates con Sergio y Mercedes a un departamento en Capital, y después tomaba el tren rumbo a la Unidad Básica Facundo Quiroga. Pero además de cumplir con el trabajo político en el frente legal Carlitos, junto a Sergio, con los nombres de guerra de Tomás y Dante integraban como jefes las dos subunidades en que se dividía la UBC (Unidad Básica de Combate) que dirigía Rodolfo Galimberti en la famosa Columna Norte de Montoneros; como tal participó de resonantes acciones, la primera el secuestro de los hermanos Born, que debió frustrarse en un primer intento porque Carlitos faltó a una cita desencadenando un grave problema de seguridad, y cuando todos pensaban lo peor llegó el muchacho encantador de los ojos verdes para decir que se había quedado dormido porque se había peleado con su mujer y no había podido encontrar casa durante muchas horas.
En la "operación Mellizas" Carlitos manejaba la camioneta que chocó al Falcón donde iban los custodios de los empresarios.
Y poco después iba a participar en dos acciones que iban a tener muy opuestos resultados tanto en lo político como en lo militar, la primera fue cuando aprovechando su entrenamiento en Cuba para operaciones submarinas Carlitos le puso una bomba bajo el caso del yate al odiado por todo el movimiento popular el comisario Alberto Villar, fundador de la Triple A y lo hizo volar por los aires.
El atentado contra el odiado Villar fue muy peligroso desde el punto de vista operativo, ya que su yate, fondeado en un arroyo angosto y de aguas turbias, cerca de los astilleros Astarsa, tenía custodia permanente de la Policía, cuando Carlitos con otro combatiente llamado Nicoletti, que había sido buzo de la Armada, colocaron la bomba, Villar desistió de salir a navegar ese día y pasó una semana, por lo que debieron volver y, como comentó después, si te agarran vestido de buzo y con un caño, muchas posibilidades de zafar no tenés.
Pero poco después le tocó comandar un pelotón de los 9 que coparían el Regimiento 9 de Ingenieros de Formosa, donde fueron muertos 9 soldaditos en una acción que despertaría las críticas de todas las fuerzas políticas revolucionarias no armadas. Carlitos le había contado a sus amigos que toda la conducción de la Columna Norte estaba en contra de realizar esa acción; la dirección de Firmenich derivaba hacia una grave desviación militarista, y Carlitos, que en el 75 cumplirá 23 años y 6 de militancia, que había participado en las acciones más audaces y que la mayoría de esos años los había pasado en la clandestinidad, y por todas esas causas caer en el militarismo era una posibilidad latente, fue uno de los que planteo las críticas más acertadas.
Los Montoneros privilegiaban el culto a la valentía y a la lealtad al compañero antes que a la racionalidad y el estudio científico, Carlitos sabía que si no se cambiaba la línea diametralmente se iba hacia una derrota sangrienta, pero no iba él a caer en la categoría de «cagón», y siguió adelante, hasta que el 10 de agosto del 76, después de una reunión tomó un taxi hasta su casa sobre la calle Paraná, en el límite entre Vicente López y San Isidro, en la esquina de su departamento lo paró un retén militar, pensó que zafaba con los documentos falsos, conservó la tranquilidad pero los milicos venían con un dato preciso y las metras sin seguro, le dijeron que se baje para cachearlo, en el bolsillo de su campera apretó la pistola...
A una cuadra su compañera, abrazada a su hija, escucharon los tiros intuyendo lo peor; a poco de cumplir los 24 moría como lo habría deseado, en combate, a manos del enemigo, frente a frente y cara a cara, uno de los héroes silenciosos, olvidados, de nuestras gestas populares. Héroe en el sentido en que puede serlo un ser humano joven, cargando errores a veces tremendos, como tremendo fue su desafío de construir un país y un mundo mejor, dejando todo para lograrlo
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