Pachamama o desarrollismo
A. Carrasco y J. Wahren*
- CRÍTICAS EN BOLIVIA. La Asamblea del Pueblo Guaraní de Tarija exigió la defensa de los parques naturales frente a las intenciones de extracción. Foto: Gerónimo Molina.
Más allá de algunas frases desafortunadas del presidente de Bolivia, Evo Morales, la Conferencia logró posicionar a nivel internacional una interesante mirada sobre la problemática de la crisis climática de nuestro planeta.
En este sentido, nos interesa rescatar la mirada que pone énfasis en que las causas del calentamiento global se encuentran íntimamente ligadas al surgimiento del capitalismo a escala global como modelo de desarrollo. Este planteamiento resulta necesario para salir de una explicación puramente “ambiental”, que profundiza en las causas de esta crisis global que se originan en un modelo de desarrollo productivo y científico-tecnológico ligado a una lógica mercantilizadora y expropiadora de la naturaleza/Madre Tierra, donde los recursos naturales son convertidos en simples mercancías para la producción y el consumo de la sociedad de los llamados “países desarrollados”. Países que, por cierto, son los que realizan la mayor parte de las emisiones de gases contaminantes hacia la atmósfera, provocando el conocido efecto invernadero, principal causante del cambio climático.
El desarrollo, en cuestión
Pero las causas estructurales del cambio climático no se explican únicamente por esta íntima ligazón entre capitalismo y depredación de la naturaleza/Madre Tierra. Esta relación va más allá y comenzó a discutirse en la cumbre, aunque más tímidamente. El modelo de desarrollo se enmarca en el paradigma de la modernidad, del cual el capitalismo es su modo de producción hegemónico pero que, a su vez, se encuentra anclado en formas de dominación y subordinación coloniales tanto en las relaciones de poder como del saber.
En este sentido, la crítica a este modelo de desarrollo que comenzó a esbozarse a escala global en esta cumbre, excede el análisis de las consecuencias climáticas para avanzar en la crítica al sistema capitalista planteando una crítica radical y profunda al modo hegemónico de desarrollo que incluye, potencialmente, a las formas conocidas de socialismo y sus variantes (con la excepción del llamado “ecosocialismo”) que concibieron su relación con la naturaleza /Madre Tierra de la misma forma mercantilizadora y depredadora que el capitalismo. Esto implica, entonces, posar miradas críticas sobre todos los modelos de desarrollo extractivos que existen hoy en día, no sólo en los países desarrollados sino también en América Latina.
Nos interesa profundizar en algunas tensiones que encontramos en la propia Bolivia con respecto a algunas demandas de pueblos indígenas en torno a los territorios ancestrales y los recursos naturales. Pondremos el ejemplo del pueblo guaraní del Departamento de Tarija, organizado en la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG). Esta organización protagonizó, apenas cinco días antes de la cumbre, una movilización donde más de 300 indígenas recorrieron a pie durante dos días casi cien kilómetros entre las ciudades de Yacuiba y Villamontes. Tras la marcha, tuvieron una asamblea donde participó el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Fernando Vincenti. El reclamo de la APG consistía principalmente en la titulación de sus tierras ancestrales y en la defensa de los territorios y los recursos naturales adyacentes, entre los cuales se encuentra el Parque Nacional Aguaragüe.
Pelea contra el extractivismo El ministro fue enfático en su intervención en la asamblea indígena: el Parque Nacional y las comunidades serían afectadas por la actividad hidrocarburífera pues esa región resulta clave para cumplir con los contratos de exportación de gas hacia Argentina. La respuesta desilusionada de los guaraní allí presentes podría resumirse en la frase que expresó al ministro uno de ellos: “Usted nos habla de dinero y nosotros le estamos hablando de vida… de nuestra Madre Tierra”. Aquí aparecen ejemplificadas las tensiones dentro del proceso boliviano entre el discurso de defensa de la Madre Tierra y el desarrollista ligado a lógicas extractivas.
Estas tensiones existen tanto dentro del Gobierno boliviano, como en los movimientos sociales, y forman parte del proceso de luchas y resistencias de éstos, en las últimas décadas. Pero esta mirada crítica sobre Bolivia ejemplifica también la posibilidad de crear nuevos rumbos en las relaciones con la naturaleza/Madre Tierra. En otros países latinoamericanos como Argentina,estas discusiones ni aparecen en ámbitos gubernamentales. En estos casos la opción es clara: el modelo de desarrollo extractivista ligado a la soja transgénica, la minería a gran escala y la explotación hidrocarburífera en manos transnacionales es hegemónico y aparece como la única vía posible y deseable.
Por todo ello, consideramos que la posibilidad de encuentro entre distintas experiencias campesinas, indígenas y de sectores urbanos de todo el mundo permiten rescatar viejas prácticas y formas de relación diferentes con la naturaleza/Madre Tierra, así como construir nuevos saberes y prácticas que establezcan relaciones de reciprocidad con la naturaleza/ Madre Tierra a partir de descolonizar tanto el Estado y el Poder, como las formas de conocimiento que sostienen la dominación y que permitan revertir la crisis climática global que implica desafíos para la supervivencia de la humanidad y del planeta en su conjunto.
*A. Carrasco es investigador del CONICET y profesor de la Univ. de Buenos Aires (UBA) y J. Wahren es sociólogo del Instituto Gino Germani (UBA).
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