El nieto 101 recuperado por las Abuelas confesó que "vivió como un fantasma"
Francisco Madariaga Quintela es el hijo biológico del actual secretario de Abuelas y vivió 32 años con su apropiador el capitán retirado del Ejército Víctor Alejandro Gallo.
23.02.2010 | 15:28
Francisco Madariaga Quintela, su padre Abel y Estela de Carlotto en la conferencia de prensa |.
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El nieto 101 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo, Francisco Madariaga Quintela, confesó hoy que vivió "como un fantasma" y con "un vacío adentro inexplicable" durante los 32 años que pasó apropiado por un represor de la dictadura y sin conocer su verdadera identidad. "Fueron 32 años de angustia, de vivir mucha violencia y maltratos. Ha sido una historia oscura...", confió Francisco en la conferencia de prensa que brindó esta tarde junto a su padre, Abel Madariaga, actual secretario de Abuelas, y la titular del organismo, Estela de Carlotto.
El hombre también es hijo de Silvia Quintela, una médica y militante montonera que estaba embarazada de cuatro meses al ser secuestrada, el 17 de enero de 1977 en Florida, y dio a luz en el centro clandestino de detención El Campito antes de desaparecer para siempre. "Es hermosa la vivencia de encontrar algo tuyo y algo que me habían privado, 32 años, de la verdad", comentó Francisco abrazado a su progenitor. El hombre que conoció su verdadero origen confesó que vivir apropiado ha sido "vivir como un fantasma" y abundó con que "fueron 32 años horribles de angustia y de sentir un vacío adentro que es inexplicable... no me lo van a entender, entonces ahora íadelante!".
Por su parte, el padre declaró que al saber que Francisco es su hijo "se me llenó el alma de alegría y sentí la mayor felicidad de mi vida". "Nos fundimos en un abrazo de padre e hijo como si hubiéramos estados separados un año", agregó.
Carlotto celebró que el apropiador "felizmente esté detenido dada su peligrosidad y el riesgo de vida que corría el chico y la familia biológica". El militar detenido por estar acusado de la apropiación es el capitán retirado del Ejército y ex carapintada Víctor Alejandro Gallo, que ya en 1997 fue condenado a diez años de prisión por un Tribunal de San Martín por su implicación en la llamada Masacre de Benavídez, donde un matrimonio y su hija fueron asesinados, en 1994.
Carlotto confió que Francisco "tuvo sus dudas y se acercó" a Abuelas de Plaza de Mayo para certificar su identidad y explicó que "todo se desarrollo rápidamente dada la peligrosidad del apropiador... un hombre que está detenido felizmente dado el riesgo que corría el chico de vida y la propia familia biológica". "En unos días estuvo resuelto el tema (de cotejo del ADN) con el resultado del Banco Nacional de Datos Genéticos que es el único lugar donde se pueden obtener las comparaciones lógicas" con las muestras genéticas de los familiares de los desaparecidos, añadió.
La titular del organismo humanitario destacó, en diálogo con radio Continental, "el festejo por seguir encontrando estas personas que viven oprimidas con algunas vidas, como en este, muy desgraciadas...". E insistió con que "la verdad es necesaria y aflora y la Justicia que viene después es un premio para todos los argentinos".
De la madre desaparecido se ha sabido que como era médica habría asistido a varios compañeros suyos de cautiverio en otro centro clandestino de la base militar conocido como Las Casitas.
Su compañero Abel sobrevivió y partió al exilio, primero en Suecia y luego en México. En 1983, de vuelta en la Argentina, emprendió personalmente la búsqueda de su hijo y se incorporó a la Asociación.
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