viernes, 12 de junio de 2009

LA HABANA ERA UNA FIESTA

"La Habana era una fiesta,"nunca sabremos si Ernest Hemingway lo escribió.
Su libro" París era una fiesta" lo escribió en España y se publicó después de su muerte.
Fidel y él tuvieron relaciones, como lo atestiguan muchos documentos, esta foto entre otros.
Muerto de un escopetazo por propia mano, en julio del '61, el escritor debe haber visto lo que era aquella ciudad en los dos primeros años de la revolución.
En el mundo de post guerra que nacía, Hemigway era más famoso que Fidel y seguramente debe haber escrito unas lineas sobre lo que veía.
Cuando volvió a los EEUU le preguntaron en el aeropuerto sobre lo que pasaba en Cuba,casi al borde de la ruptura con el imperio:""Todo es normal en Cuba, todo está perfecto en Cuba ""y ya no dijo nada más,no rompió el silencio y no criticó a la revolución en curso.
Ya Fidel y el Che habían mostrado su internacionalismo ayudando a los nicaraguenses y en aquellas acciones murió "El Patojo"(chueco)o a los portorriqueños y dominicanos.
Después de aquellos fracasos por improvisación, voluntarismo y chapucería se creo la Dirección de Seguridad por parte de Ramiro Valdéz, que luego se transformó en G2 con Barbarroja al frente.
Surgiría el fracaso en Venezuela, estrepitoso, en Colombia, Perú y el último en Argentina con el íntimo amigo del Ché, Masseti.
Pero el ejemplo de Cuba se expandía por el continente, Africa , Asia y Europa comenzaron a mandar militantes "iluminados"por la lucha armada, la guerra de guerrillas.
Cuba se llenó de campos de entrenamiento y así, esa isla con forma de caimán, se transformó en un campamento de las Cruzadas.
Cientos y miles de jóvenes caminaban por La Habana o se iban a trabajar "por la revolución"en diferentes proyectos de transformación.
Algunos pícaros fueron a hacerse ricos con los dolares que daban generosamente los cubanos,otros sacaron negocios para toda una vida.
Los más iban a ofrendar sus vidas por un ideal, como los Cruzados modernos, con un espíritu místico en sus cerebros y cuerpos rebosantes de testosterona, sin que faltaran las "compañeras" que siempre hay en esas situaciones. Había estrógeno en el aire, pezones duros, culos prietos.Lindas, feas y peores. Todos tenían consuelo sexual.
Los combatientes se conocían como "los hijos del Ché"y las chicas eran"las hijas de Fidel", algo que deberían analizar los psicoanalistas argentinos...
Hermosos años donde gente entre los 20 y los 35 venidos de toda AL pululaban por El Vedado, Miramar, Marianao, Siboney en las" casas de protocolo" que ofrecían los cubanos.
Daban conferencias para recaudar dinero, se liaban con las "nativas"del Ballet Nacional, periodistas de Juventud Rebelde, de la radio, TV y del Instituto de Amistad con los pueblos.
Por las tardes en la heladería Copelia del centro o en el lobby de los diferentes hoteles las reuniones políticas terminaban en Tropicana o en algún hotelito chico y discreto.
Y luego un día,te venían a buscar de madrugada en un camión de las FAR y te llevaban a los PETI.
Desde luego todo era una gran fiesta , un informal congreso de las juventudes revolucionarias.
Allí se forjaban egos que nunca se desinflarían, odios que aumentarían por celos imbéciles, por ambiciones humanas lógicas.
Los cubanos jugaban con todo eso, maniobraban, daban premios y castigos y a veces, muertes.
Así fue ese Campamento de Cruzados, alegre con guerrilleros, habanos y mojitos.
Los vivos nos acordamos de los muertos y de aquella etapa de nuestra dorada e irresponsable juventud y de vez en cuando y cada tanto recordamos a alguien o nos encontramos por sorpresa con alguno que creíamos desaparecido.
Si Ernest, "La Habana era una fiesta" y hoy sabemos que los que fuimos, eramos los elegidos, los inmortales de Alejandro.
Así nos sentíamos y nadie nos robará esa sensación nunca, única,irrepetible en toda una vida.
Mereció la pena, gracias vida por habernos dado esa oportunidad.




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